lunes, 5 de mayo de 2014

Capitulo 4.- Guardián para siempre




Capítulo Cuatro
Guardián para siempre.



Se retiro a sus aposentos a descansar, pero la curiosidad aun picaba en su mente, la curiosidad y algo mas, algo más oscuro que crecía en su pecho, un sentimiento de resentimiento y un agradecimiento hacia los humanos; algo ambiguo y extraño.
Ambos sentimientos peleando dentro de su mente, ambos fuertes y ambos oscuros como la noche.
Un sentimiento tan puro como era el agradecimiento, manchado con la oscuridad de sus alas y el amor que tenia por sus padres.  Porque cuando abrió los ojos, solo vio la oscuridad en esa mirada, y la calidez que lo envolvía.
Al final se rindió al sueño. Pasó el tiempo y no supo cuánto había dormido, la penumbra aun estaba en sus ojos, se estiro y salió; tenía prisa, se estaba haciendo tarde, se coloco su gabardina y salió.
Con pasos decididos y bastante rápidos, el príncipe del averno se dirigía a la zona por donde subiría a observar ese lugar que estaba sobre su cabeza, pero que estaría pronto bajo sus pies. 
Llego al lugar señalado pero JongHyun aun no llegaba así que se recargo en una pared para esperar al más bajo; paso el tiempo y sus alas estaban adoloridas por la forma descuidada en la que estaba apoyado, MinHo se impacientó, justamente su “guardián” te-nía que tardarse tanto ese día.
"JongHyun si no vienes en este maldito instante, te quemare hasta los huesos"; rugió enojado, es que acaso no comprendía la seriedad del asunto.
"Tranquilo, el Edén no se irá a ningún lado"; le contesto el más pequeño a través del vinculo que compartían, realmente detestaba estará a cargo de ese príncipe berrinchudo.
El príncipe del averno comenzaba a desesperarse, el otro se estaba tardando más de lo que él podía esperar; y cuando por fin diviso la sombra alada en las paredes rusticas de la cueva, sus ojos brillaron emocionados, pero sus actitud no cambio en lo absoluto.
—Cállate, y vámonos—; contesto seco y frió algo tan característico en él.
Estaban por salir de la cueva, pero una voz conocida  los detuvo
—JongHyun, ya sabes las reglas—dijo serio HeeChul, mientras clavaba su mirada fría y penetrante en el guardián de su “bebe”
—Lo sé, pero mejor adviértele a tu hijo, porque es un necio, casi tanto como su pad.. — pero no pudo continuar, la mirada oscura y casi asfixiante de MinHo estaba sobre él, trago pesado y bajo la vista.
HeeChul rió, —sí, como SiWi, estos dos de verdad son tan parecidos— luego continuo recobrando la compostura, —es verdad MinHo, cuando estas arriba, está prohibido que esas criaturas nos vean, además está prohibido hablarles y no les hagas ninguna travesura—con la voz seria y la mirada fija en su hijo, el demonio le dio la clara advertencia. 
—Madre, le quitaras toda la diversión a mi paseo— contesto  con el ceño fruncido y un ligero mohín en los abultados labios.
HeeChul dejo escapar otra carcajada al ver en ese estado a MinHo, le parecía tan tierno y demasiado delirante, la combinación de maldad y ternura mezclada a partes iguales en su hijo.
—Solo promete que te comportarás, ¿de acuerdo?, solo irás a ver, sino, no te dejo ir—, habló serio y con las manos en las caderas, demostrando así que no cedería ni un poco en su decisión, y MinHo sabía que nadie podía ganarle a su Madre.
—De acuerdo madre, no haré ninguna maldad—exclamó el menor mientras bajaba un poco la mirada y de sus labios salía un suspiro de frustración, su viaje no seria para nada divertido. 
Para JongHyun era divertido ver como el príncipe del averno era derrotado, por unas palabras de su “madre”, no pudo reprimir una risa demasiado escandalosa y burlona para el gusto del más alto.
El príncipe estaba a punto de replicar, pero JongHyun fue más listo y antes de que el caprichoso y mimado principito dijera algo, hizo una reverencia a su superior y comenzó a caminar en dirección a la salida de la caverna.
Un gruñido murió en el pecho del alto, al ver sus planes de “jugar” frustrados; a veces su guardián lo sorprendía, por eso le era tan divertido jugar con él. 
HeeChul al ver el asombro y la frustración marcados en el rostro de su hijo, sonrió, no es que le gustara ver su “bebe” de esa manera, solo que con esa expresión en la cara se parecía aún mas a SiWon, un rostro más maduro.
—Es hora de que subas, te dejaran atrás—, le recordó, se acerco al alto y deposito un suave beso en la frente, un acto tan maternal y tierno que contrastaba totalmente con el lugar en donde se encontraban.
—Adiós, Madre—dijo divertido depositando un beso en la mejilla de su progenitor.
—¡Enano del demonio, espérame!—vocifero, frunciendo el ceño, pero con la sonrisa instalada en sus labios.
JongHyun al escuchar que se refería a él, volteo y al ver la expresión, de su líder algo dentro de él se removió, un rostro lleno de confianza hacia su persona, un rostro amigable, pero poco le duro el asombro, cuando el alto le dio alcance solo fue para jalar fuerte-mente una de sus alas como lo hacía cuando era solo un bebe.
—No te apurabas, no es mi culpa—se defendió, mientras trataba de apaciguar el dolor de su ala, no entendía la fascinación de MinHo por lastimarlo y desplumarlo.
—Son hermosas—dijo de la nada, mientras sostenía en su mano una pluma negra de su guardia.
JongHyun se sorprendio ante la afirmación del príncipe.
—Tú también tienes las tuyas—  le contesto, el antiguo guarían del Nutum.
—Lo sé— contesto divertido, mientras hacía volar la pluma que sostenía en su mano, —Solo que me encanta la forma en la que se ve— mientras hacía esto miraba a la pluma ser guiada por una corriente de aire, elevarse y salir de la cueva.
—Son solo plumas— contesto divertido el guardián.
—No, JongHyun, no son solo plumas, es nuestro emblema—la mirada seria y ceño fruncido, le hizo recordar a SiWon, esa mirada llena de un sentimiento que también empezaba a crecer en el.
—Cada vez te pareces mas, al lider— comento orgulloso el guardián.
—Vamos JongHyun, no te quedes atrás— le grito el alto, mientras él seguía aun perdido en su mundo, viendo al ser que estaba delante de sus ojos.
En ese justo momento MinHo extendió sus alas negras y en sus ojos bailaban las llamas del mismo infierno, esa imagen fue lo que hizo a JongHyun ceder, en ese momento tomo su decisión, protegería con su vida si era necesario al ser que se presentaba delante de él.
Protegería al futuro que los esperaba, protegería a MinHo el príncipe del averno, su príncipe. 
Siguió los pasos del alto, extendió sus ennegrecidas alas y vio hacia el frente, camino, hasta que su sombra fue capaz de cubrir a la de MinHo, un acto simbólico de que a partir de ese día seria su fiel guardián.
MinHo al ver la sombra negra que cubrió la suya propia, un poder atrayente, completamente nuevo para el se extendió por todo su cuerpo, apretó sus puños, pero fue entonces que se dio cuenta, ese poder no emanaba de él, se volteo y fue capaz de ver a su guardián con la mirada encendida, brillante y la sonrisa naciendo de sus labios, el poder se desprendía de JongHyun.
Al principio se sorprendió, pero finalmente sonrió igual, después de todo el enano no era tan inútil, las cosas serian divertidas a partir de ese momento.
Camino decidido, subiendo a la superficie, al mundo al que le fue negado conocer.

~*~*~


El sol brillaba en lo lato del cielo, la suave y refrescante brisa mecía a un compás lento, casi melódico las ramas de los arboles, el perfume de las flores se extendía en todo el lugar, un hermoso jardín, lleno de tantos colores.
De la profundidad de la tierra, en el corazón del abismo, un ser alado surgió, con los ojos negros, brillantes, y el fuego ardiendo en ellos, las alas oscuras, renegridas, la mirada penetrante y la sonrisa malvada; el ser no estaba solo, a su lado camina un ser tan místico como él.
Los humanos reían, disfrutaban de su lugar especial, de su jardín, del lugar que les fue otorgado por el mismo Supremo, el Edén, ajenos a todo lo que estaba pasando; inocentes.

~*~*~



—Llegamos— informó.
—Lo puedo ver, Jong— contesto divertido, nunca se cansaría de molestar al más bajo, las expresiones en su rostro eran demasiado divertidas.
Antes de que MinHo fuera capaz de salir en su totalidad de la oscuridad que aun los resguardaba, su guardián contrajo sus alas, escondiéndolas en la espalda. 
—¿Es necesario? — cuestionó el príncipe, mientras señalaba sus propias alas, el más bajo asintió con la cabeza; el otro, aun cuando no quería hacerlo termino guardando sus alas.
—Recuerda, ellos no deben saber que estamos aquí— le advirtió con voz firme su guardián, el alto solo rodo los ojos en una mueca tan característica de su madre.
—A veces me pregunto a quien te pareces mas— dijo divertido JongHyun, mientras una risa bastante fuerte se escapaba de sus labios.
MinHo lo fulmino con la mirada, pero al final termino sonriendo.
—Mis padres son fuertes y poderosos, así que yo soy la combinación de esos poderes, por lo tanto soy el doble de poderoso, ¿cierto?
—Deja que el líder y la reina te escuchen hablando así y estarás chamuscado— con-testo divertido, ciertamente el poder que poseía MinHo era abrumador y hasta temible, pero no se lo haría saber, ya el príncipe tenía un enorme ego como para engrandecerlo más. 
—Mmm— torció los labios en clara señal de molestia, o quizá de indiferencia.
—Salgamos— dijo, no cuestiono, afirmo, o mejor dicho, ordenó..
—No, podemos acercarnos a los humanos— contesto serio el guardián.
—Solo quiero ver el Edén— la sonrisa torcida, le dio una idea a JongHyun de los pensamientos oscuros de los que estaba siendo preso el príncipe.
—Desde este lugar puedes verlo bien— afirmo JongHyun
—De acuerdo, ¿puedo salir ya? — los ojos brillantes de MinHo, ocasionaron que el guardián asintiera con la cabeza. 
MinHo sonrió y dejo el cobijo de la oscuridad, dio un paso hacia adelante, luego dos, y al final tres, solo para cerrar fuertemente los ojos, el sol brillante quemaba. Una vez habituado a la deslumbrante luz, observó todo lo que se le fue negado.

Había un lago muy cerca, tan cerca que el olor del agua inundaba sus fosas nasales. A sus espaldas se extendía un conjunto de árboles, un bosque; más allá grandes rocas formaban pendientes donde surcaba un riachuelo, y más piedras cubiertas de hierba de color verde vivo. La superficie del lago era peinada por la brisa, las aguas del riachuelo chocaban contra montículos de rocas. Podía jurar que escuchaba el viento, los saltos del río, las aves y los insectos susurrar en perfecta armonía. 
—¿Esto es todo?— exclamó el príncipe con aire de superioridad.
—Te dije que no era gran cosa— respondió el guardián.
—Si el Supremo es tan poderoso, ¿por qué no se esmeró en hacer algo más extraordinario y perfecto?—, entrecerró los ojos para agudizar su vista, no quería perderse ningún detalle del paisaje, —además todo es demasiado frágil— ése fue su veredicto.
—Supongo que algún plan ha de tener para ellos— trató de explicar.
—No me imagino qué podría ser— miró al horizonte, —esto podría desaparecer con sólo el chasquido de mis dedos—, MinHo frotó las palmas de sus manos.
—¡No!— ladró JongHyun, —ni se te ocurra.
—¿Qué no serías mi fiel guardián?— frunció el ceño.
—Sí, lo dije; y eso quiere decir que también debo advertirte sobre el temperamento de tu padre; si HeyLel se entera de que has interferido en el ecosistema sin su consentimiento, ni siquiera tu madre podrá interceder por ti— lo observó serio, dejándole en claro que no estaba bromeando; —cuando lo provocan, HeyLel es despiadado hasta los huesos.
Sostuvo su mirada por unos segundos hasta que MinHo exclamó, —bien; entonces sólo daremos un paseo por los alrededores.
JongHyun soltó el aire que no sabía estaba conteniendo en sus pulmones y se sintió un poco más aliviado, aún así, no perdería de vista al príncipe del averno.
Las hojas secas crujían bajo sus pies, la hierba acariciaba sus pantorrillas y el aroma a naturaleza los envolvió. MinHo estiró los brazos hacia abajo, abrió las palmas de sus manos y estas tocaron las hierbas más altas; sus dedos se impregnaron de una sustancia líquida y transparente; —¿qué es esto?
—Eso es rocío, lo que queda después de una fría noche o de la lluvia.
—¿Qué es la lluvia?
—La lluvia es agua que cae del cielo; es el alimento de las plantas— JongHyun señaló a su alrededor, —las plantas es todo lo que ves; la hierba, las flores y los árboles.
Pronto llegaron al área donde se erguían los árboles, sus densas ramas les ofrecieron un poco de sombra, un lugar ideal para detenerse ya que había caminado un largo tramo bajo el sol de la mañana.
El príncipe observó minuciosamente el árbol, era grande y su tronco muy grueso formas amorfas grabadas y grietas peculiares. Colocó su mano en él tronco y sintió su textura; dura y rasposa.
—¿Te llama la atención la corteza del árbol?— las palabras de su guardián lo hicieron quitar la mano suavemente, JongHyun continuó; —aunque parezcan iguales, si te fijas bien, todos los árboles son diferentes; sus formas cuentan historias— también se acercó y colocó la palma de la zurda en el tronco.
—¿Historias?
—Sí, son como cicatrices de lo que han vivido; tal vez un fuerte viento amenazó con derribarlo, o algún caribú rozó sus asta en él— explicó.
MinHo sólo continuó observando los pliegues en la madera que parecía seca; un frió viento movió las ramas y acarició su rostro, de repente ya no estuvo tan iluminado como antes. Una gran nube grisácea tapó parte del astro rey.
—¿Qué sucede?
—Lloverá, y creo que es mejor que regresemos; puede que Él sospeche que estamos aquí— explicó el más bajo justo antes de que el cielo gruñera amenazante; una pequeña tormenta parecía avecinarse.

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