Cinco días pasaron rápidamente después de
que Taemin se mudó con Minho.
Al despertar, el desayuno siempre estaba
esperándolo, preparado por la criada. Era un menú bastante simple que incluía pan,
té y queso, pero ya que por lo general él nunca desayunaba, sentía que estaba
en el cielo.
Después iba a estudiar, estudiaba desde
las nueve de la mañana hasta las siete de la noche, luego iba a casa al apartamento
de Minho. La cena por lo general era un pre-cocida de Mark & Spencer
preparada por la criada.
Taemin estaba sorprendido ante la simpleza
de la comida diaria de la nobleza. Pero aun así era mucho mejor que el pescado
y papas que comía en el bar cada noche.
También era de gran ayuda el no tener que
trabajar en el bar. En su lugar, se la pasaba hablando con Minho aprendiendo el
Inglés de la
Reina, la forma en que los nobles
hablaban.
Minho le había rogado a Taemin que le
enseñara a hablar coreano.
Para Taemin eso era como glasear un pastel,
había estado muy contento de poder ganar dinero por ello, como un empleo de medio
tiempo. Pero Minho no lo tomaba muy en serio, si no que más parecía otra forma
de pasar el tiempo.
“¿Cuáles son tus planes para el día de
mañana?” preguntó Taemin después de la cena, el quinto día.
Durante la semana, había pasado sus días
realizando su rutina vieja, pero en los fines de semana, haría todo lo que su
empleador quisiera.
“Lamento avisarte con tan poco tiempo,
pero me gustaría que vinieras a Dorsett conmigo,” respondió Minho.
Taemin recordó que Minho una vez le había
dicho que tenía una propiedad ahí.
“De acuerdo.” Estaba listo para ello. La
semana pasada había sido como un ensayo, pero a partir de ahora, empezarían la
actuación en vivo.
* * * * * * * *
A la mañana siguiente, Minho condujo hasta
Dorsett.
Una vez habían pasado los límites de la
ciudad de Londres, el escenario cambió, convirtiéndose en un pacifico paisaje
del campo.
Tres cuartos de Inglaterra son granjas.
A pesar de ser un país compuesto de una
isla, era bastante distinto a Corea, donde casi toda la gente está concentrada
en unas pocas ciudades.
El carro se pasó por diferentes casas del
campo. Condujeron por aproximadamente tres horas.
“Hemos llegado,” Minho le indico a Taemin,
quien se encontraba en asiento del pasajero.
El auto se había detenido en frente de una
magnifica puerta de acero.
Minho
tocó la bocina del auto y un hombre apareció de una pequeña casa de piedra que
se encontraba a la par de la entrada, entonces abrió la puerta para ellos.
“Ese es mi guardián y su choza.”
Taemin no podía creer lo que Minho le
estaba diciendo. Lo que
Minho había llamado la choza del guardián
era en realidad más impresionante que la casa de sus padres en Corea.
Continuaron un camino bastante largo desde
la puerta de la entrada, arboles le cubrían cada uno de los lados del camino.
Aun no había señales de la casa principal.
El auto atravesó aun mas puertas, prados e incluso cruzaron un puente de
piedra.
Ellos fácilmente habían atravesado unos tres
kilómetros cuando de repente, dejaron de ver los arboles y comenzaron a divisar
frente a ellos un magnífico edificio que claramente merecía el nombre de “casa
principal”.
Taemin suspiró. La inmensidad del
apartamento de Londres no lo había preparado para esto.
El carro se estacionó frente a la entrada
de la casa. Al salir del carro la entrada de la casa se abrió. Un hombre
anciano con un traje negro impecable apareció e hizo una reverencia a Minho.
“Bienvenido a casa, señor.”
“¿Espero que no haya sucedido nada en mi
ausencia?” preguntaba Minho como forma de saludar.
“La Srta. Sulli vino a verlo, señor” el
anciano le susurró al oído.
El hermoso rostro de Minho se lleno de
incertidumbre.
“¿Sulli?”
“Hace tres días. Usted no estaba, así que
volvió a irse ¿Y quién es esta jovencita?” el mayordomo volvió a ver a Taemin.
“La Srta. Lee. Mi prometida. May, el es
Sidney Padget. El es mi muy capaz mayordomo. El se encarga de administrar esta propiedad,”
Minho dijo con una sonrisa.
“Bienvenida señorita.” El rostro del
mayordomo no mostraba ningún tipo de expresión, en contraste con la cálida
bienvenida.
“Gracias.” Taemin sonrió a pesar del temor
que sentía.
“Prepara la mejor habitación de la casa
para ella,” ordenó Minho.
“Claro
que sí, señor,” dijo el mayordomo, nuevamente haciendo una reverencia.
“Wow,” Taemin exclamó admirado mientras
ingresaba dentro del pasillo.
Un piso con losa de mármol se extendía
frente él, debajo de un techo bellamente pintado, que llevaba a unas escaleras
cubiertas por una alfombra roja. Numerosas pinturas decoraban las paredes y estatuas
estaban arregladas por toda la habitación. Del otro lado del pasillo estaban
parados varias docenas de sirvientes, que se habían alineado para saludar a Minho.
Taemin nunca antes había visto una casa
tan espectacular.
“Sígame, por favor” le pidió el mayordomo.
Taemin avanzó por las escaleras siguiendo
al anciano. Había notado que el pasamano de las escaleras tenía un diseño con
clase.
Parecía incorrecto tocarlo sin guates
puestos.
“La cena es a las 6:30. Por favor póngase
cómoda hasta entonces,”
dijo el mayordomo y después abandonó la
habitación.
Taemin inspeccionó sus alrededores. Lo
primero que notó fue la cama con dosel. Parecía sacada de la habitación de un
rey en un cuento de hadas. También estaba impresionado por la chimenea, más alta
que él y de hecho tenía fuego dentro de ella. Una enorme alfombra persa se
expandía por el suelo y en las paredes colgaban ornamentaciones hechas por
Gobelins que parecía que pertenecían a algún museo.
Encontró otra habitación y revisó dentro
de ella. Era un baño, pero era tan grande que alguien podría vivir en el.
Todo era extraordinario, grande y lujoso.
Un reloj mostraba que eran las tres de la
tarde. Aun quedaba bastante tiempo antes de la cena.
No parecía que Minho iba venir a
visitarlo, así que Taemin se recostó en la cama para ver como se sentía. Sintió
como si se hubiese convertido en un rey.
Lo disfrutó, sabía que nunca volvería a experimentar
esto en su vida.
Su vida antes de que pasara todo esto
parecía irreal, siempre vagando sin rumbo y con penas económicas.
“Es un dios de la buena fortuna”
El rostro de Minho apareció en su mente.
Recordó que la vida que estaba viviendo hasta el momento era gracias a la
muerte de
Brenda y sintió como un sentimiento
miserable lo acogió.
Dejó que los recuerdos inundaran su mente
por un momento, pero por el viaje tan largo se sentía cansado, entonces no
tardo en quedarse dormido.
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