jueves, 26 de diciembre de 2013

Regalo de navidad Two Shot



primera parte
— ¿Te gustaría sentarte en el regazo de Santa, niñita?

¡Me encantaría! pensó Lee TaeMin.

Pero, por supuesto, no estaba hablando con él. Forzando una sonrisa, se estiró hacia arriba para enderezar su sombrero de duende verde, y luego tomó la mano de la niña en cuestión.

Guiando a la pequeña chica rubia hacia el trono de Santa, situado en el medio del centro comercial, y observo a la niña subirse sobre un muslo vestido de rojo.

Oh, quien fuera capaz de bajar su culo sobre ese sexy muslo. TaeMin quería gemir ante el mero pensamiento. Sus pezones se endurecieron contra su traje de elfo solo imaginando que el hombre de la blanca barba falsa lo llamara a él.

Se mordió el labio, previendo cómo sería si los dos estuvieran solos, si su sexy Santa lo invitara a sentarse en su regazo, y si en su lugar, definitivamente él se sentara a horcajadas de MinHo en su gran por encima se su trajecito de duende siento la humedad y dureza de su pene y se dio cuenta que no llevaba rompa interior.

Por supuesto, había usado ropa interior, todos los días que habían trabajado juntos, pero cada vez más esta visión era pura fantasía, ¿por qué no ir hasta el final?
Santa baja su pantaloncillo desde su culo hasta sus rodillas, espiando su entrada desnuda, abierta y listo para él, inmediatamente ella metió la mano en esos pantalones adornados de piel, sacando su dura polla, y metiéndolo en su pequeño ano hambriento, tomándolo profundo en su interior.

— ¿Sabes qué? —La profunda voz de Santa retumbó.

TaeMin se asustó al ser arrancado de su fantasía, sólo para descubrir que aún estaba hablando con la niñita.

—Tú eres la última niña para me dirá lo que quiere en Navidad este año antes de que salte en mi trineo esta noche y empiece a entregar los juguetes.

La niña rubia parecía insegura.

— ¿Tendrás tiempo para entregar los míos?

Santa sonrió.

—Por supuesto, con la ayuda de mi leal duende, TaeMin. —Señaló en su dirección. —él es mi pequeño duende ayudante favorito. —Él le envió un guiño rápido, y Dios mío, incluso eso hizo que su ano palpitara.

Después de convencer a la niñita que conseguiría todo en su lista, él la depositó en el suelo, le dijo que fuera buena, y mostrando una sonrisa que lucía sexy como el infierno, incluso detrás de la blanca barba, le dijo que no olvidara las galletas, ya que necesitaría un aperitivo en el momento en que llegara a su casa.

Cuando la niña salió corriendo hacia su madre que la estaba esperando, TaeMin lo vio echar un vistazo al gran y ornamentado reloj, suspendido desde el techo del centro comercial. Empujándose sobre sus pies calzados con botas, dio unos pasos hacia él. Cuando habló, su voz salió un poco menos fuerte y cordial que la voz de Santa, pero el tenor cálido de su voz todavía calentaba su interior.

—Bueno, esa es la última. Parece que puedo colgar mi barba para siempre.
TaeMin trató de sonar alegre.

—Y yo puedo quitarme mis zapatos puntiagudos de elfos por última vez.

Sabía que tenía que estar contento por eso, pero no lo estaba. Nunca había soñado que pudiera desear tan fuerte a un hombre con un traje de Santa, pero ahora que era la víspera de Navidad y su trabajo de caridad estaba llegando a su fin, un pesado manto de decepción se apoderó de él. Había esperado verlo todos los días después del trabajo, en esas pocas horas por la noche en que trabajaban juntos haciendo de Santa. Y durante el último mes, los sábados y domingos se habían convertido en sus días favoritos de la semana, incluso si eso significaba vestirse de elfo de diez a diez. Ahora, mientras los compradores de última hora se precipitaban pasándolos y los comerciantes comenzaban a bajar sus puertas articuladas de acero, no podía dejar de pensar en lo aburrido que sus noches parecían a partir de ese momento, sin siquiera la esperanza de que MinHo hiciera un movimiento sobre él. Iba a ser un largo y frío invierno.

— ¿Alguna vez he mencionado que haces de un lindo duende?

Los latidos del corazón de TaeMin se triplicaron cuando levantó la mirada hacia él. Choi MinHo había sido su amigo por años y el objeto de su intenso deseo por un mes, y no importa cuántas muchas señales le había intentado enviar, ésta era la primera vez que él alguna vez había dicho algo siquiera remotamente parecido al coqueto. Bueno, aparte de la noche más o menos un año atrás, cuando habían estado bebiendo juntos en un happy hour y MinHo había empezado una conversación sorprendentemente traviesa, preguntando qué clase de cosas estaría dispuesto a hacer si un chico se lo pedía. Pero rápidamente había descubierto que estaba pensando en el como una amiga mujer en esa noche en particular, extrayéndole información sobre los gustos de la chica promedio en la calle.

Claramente no había sido personal.

Ahora, él sonrió y esperaba que el calor que sentía en sus mejillas no equivaliera a un rubor. Estirándose hacia arriba, TaeMin bajó su barba para echar un vistazo a ese hermoso y masculino rostro, los ojos completamente marrones y tez oliva, una oscura y sexy barba de dos días en su mentón.

—Tú eres un muy caliente Santa Claus.

Su sonrisa se expandió hasta sus ojos.

—Oye, ¿estás ocupado esta noche?

¿Qué? ¿Sería que esa última señal efectivamente había funcionado? Era víspera de Navidad, por lo que la mayoría de la gente tenía planes, pero teniendo en cuenta que TaeMin y MinHo eran de otra ciudad y no había volado a casa para ver a sus familias este año, la pregunta era lógica y muy bienvenida a sus oídos.

—Um, cenare con Key y su esposo, pero después de eso...
Parecía completamente atractivo cuando levantó sus cejas.

— ¿Por qué no te pasas por mi departamento de camino a casa? No tengo nada planeado, y no me gusta pasar la Nochebuena solo. Si no hay nada más, estoy seguro de que podemos encontrar al menos milagros en la calle 34  en algún lugar del cable... — en una burlona y cantarina voz, añadió, —tengo rompope. —
Como si ese fuera el factor para empujarlo sobre el borde
.
—Seguro. Suena bien. Sobre... ¿las diez y pico?

MinHo asintió
.
—Nos vemos entonces. —A medida que comenzó a marcharse, se detuvo y miró atrás hacia el con otro guiño seductor. —Tan a menudo como me has visto en este traje de Santa últimamente, espero que todavía seas capaz de reconocerme sin él.

*~*~*~*~*

Preparándose para la llegada de TaeMin, MinHo había conectado las luces del árbol de Navidad, encendido algunas velas, y construido un ardiente fuego en la chimenea. Había dispuesto los regalos especiales que había comprado para TaeMin en el árbol, y se colocó el gorro de Santa de nuevo por última vez... sin el resto del equipo.

Ahora, mientras estaba sentado esperando por su amigo, mirando hacia abajo a su furiosa erección, esperaba como el infierno que no hubiera ido demasiado lejos, ni sido demasiado audaz.

Pero desde el momento en que había entendido que TaeMin estaba enamorado de él, lo había deseado. Lo había deseado de una manera que casi lo consumía. Y, por supuesto, podrían seguir la ruta de costumbre, tomar el camino que comienza con tomarse de las manos y suaves besos primero, pero de alguna manera, con TaeMin, él quería más que eso, desde el principio. TaeMin era dulce como el infierno, pero no podía evitar preguntarse si… incluso esperaba… que algo más oscuro y más salvaje pudiera estar al acecho en su interior, como estaba en él. Y si TaeMin no poseía un lado caliente y aventurero, bueno, tal vez, si él tenía suerte, TaeMin lo tendría antes de que la noche llegara a su fin.

De cualquier manera, él anhelaba excitarlo en una forma que nunca había sido excitado antes. Quería ser diferente para él, mejor que cualquier amante que jamás hubiera tenido.

Siempre se había sentido cercano a TaeMin, siempre preguntándose si tal vez algo más allá de la amistad podría crecer entre ellos, y ahora que por fin iba a perseguirlo, había decidido ir sin tabúes.

Sólo esperaba que el menor estuviera tan excitado por su juego de seducción como él lo estaba.

*~*~*~*~*

— ¿Qué llevaste?— preguntó el mejor amigo de TaeMin, Key, a través del celular encajado firmemente contra el oído de TaeMin.

—Galletas.

TaeMin estaba sentado afuera de la casa de MinHo en su coche mirando hacia abajo a la caja de galletas en el asiento del pasajero. Había estado nervioso, así que llamó a Key para apuntalar su confianza.

—Las galletas están bien. Ahora, lo más importante, ¿qué te pusiste?

—Jeans y un suéter rojo de Navidad.

—No, tonto. Abajo.

—Oh. —TaeMin dejó escapar un suspiro. —Bueno, me puse… boxers blancos
Lisos.

La voz de Key se llenó de su habitual sarcasmo seco.

—Eso realmente lo encenderá.

—Mira, a través de toda mi carrera elfo, usé un sexy bóxer de encaje bajo mi traje de elfo todos los días, sólo en caso de que alguna vez empezara a leer mis señales e hiciera un movimiento sobre mí.

— ¿Y...?

— Y, bueno, después de veintiocho días de encaje, supongo que oficialmente me di por vencido.

Incluso aunque MinHo le hubiera dicho que estaba lindo hoy.

Incluso si MinHo lo había invitado aquí esta noche.

Eran amigos, después de todo, por lo que este tipo de gestos no significaba nada. Y aunque había contemplado la idea de usar un sexy bóxer rojo de encaje y seda debajo de su ropa, por si acaso se había equivocado, al final no lo había hecho. No podría sobrevivir a sentir la seda y el encaje frotándose sensualmente contra su piel toda la noche si nada sucedía.

— ¿Darte por vencido?— arrojó Key. — ¿Ahora? ¿Por qué te darías por vencido ahora?

TaeMin suspiró.

—Rompope y una vieja película de la Navidad no significa exactamente seducción, así que aunque al principio me sentía con una pizca de esperanza cuando me invitó, ahora he llegado a la conclusión de que es sólo un simple acto de amistad.

Síp, finalmente estaba consiguiendo meter en su dura cabeza que nada, sexual, romántico o de otro tipo, iba a producirse entre ellos. No importaba si era porque MinHo estaba saliendo de una reciente ruptura con su novia de mucho tiempo o porque tal vez él no se sentía atraído por TaeMin.

Lo que importaba era que él  había pasado más de un mes deseándolo sin ser correspondido, y no era el tipo de chico que le gustaba perder mucho tiempo en la persecución. Jugar a la caza nunca había sido un juego que disfrutara, tampoco el extremo de dar o recibir... le gustaba llegar a la acción tan pronto como fuera posible. Así que se dijo que esta noche no sería acerca de señales o química o esas increíblemente sexys sonrisas de él; él estaba simplemente pasando una fiesta con un amigo. De esa manera no tendría que estar decepcionada al final.

—Está bien, escúchame. —Dijo Key. — ¿Cuánto tiempo hace que conoces al tipo?
—Cuatro años. —TaeMin había conocido a MinHo en el trabajo. Había sido nuevo en la capital de corea y en la empresa de inversión en la que trabajaban. Aunque en diferentes departamentos, ambos habían interactuado bastante para convertirse desde el principio en buenos amigos y quedarse de esa forma.

— ¿Y cuánto tiempo has estado deseando conseguir una posición horizontal con él?

—Bien, supongo que he estado atraído por él desde el principio, pero sólo ha sido el último mes el que se sintió como una tortura. Y para tu información, no tiene que ser horizontal. Podría estar en posición vertical, en un ángulo perpendicular, o al revés para lo que importa.

Recién cuando MinHo le había contado acerca de su ruptura justo antes de Acción de Gracias verdaderamente TaeMin había admitido para sus adentros que pensaba en él como algo más que un amigo. Y cuando lo había invitado a ser su duende, explicando que el dinero de las fotos de Santa iría para una organización benéfica local, su entusiasta aceptación sólo le había probado lo mucho que lo quería. El verde difícilmente era su mejor color, sin embargo, TaeMin había saltado sobre la oportunidad de ser su ayudante enano.

—Pero no va a suceder. —Añadió, recordándose a sí mismo tanto como a Key. —Y de hecho, mi regalo de Navidad para mí mismo va a ser superarlo, y mi resolución de Año Nuevo, va a ser seguir adelante y poner mis ojos sobre alguien más.

Si podía. La verdad que no le dijo a Key era que no podía recordar la última vez que había estado tan acalorado por alguien así de mal. Era peor debido a que el chico ya era un amigo, porque eso instantáneamente volvía la atracción en algo que era más que sólo sexo. El realmente se preocupaba por MinHo.

Y si el se sentaba allí pensando en cosas cursis como ésta aunque sea por un minuto más, pasar la noche entera con MinHo sería una verdadera tortura, así que antes de que Key pudiera llegar a una respuesta ágil, se apresuró a terminar la conversación.

—Me tengo que ir.

—Sólo una pregunta primero.

— ¿Qué?

—Si has conocido al hombre por cuatro años y coqueteaste con él durante un mes, y esta es la primera vez que él ha sugerido una velada privada para los dos, ¿no te parece que asumir que nada va a pasar... es un poco precipitado?

Quizá Key tenía razón, pero TaeMin no podía esperar que pasara algo ahora que había encontrado la fuerza para tomar la decisión de seguir adelante. El respondió de forma segura.

—No.

—Bueno, entonces, una pregunta más. Si estás tan determinado de que nada va a pasar esta noche, ¿Por qué estabas lo suficientemente nervioso como para llamarme?

Buena pregunta. Demasiado buena. TaeMin respondió con un pequeño gruñido de frustración, hablando con los dientes apretados.

—Dije que me tengo que ir. Hablaré contigo después de Navidad.

Con eso, desconectó la llamada, metió el teléfono en su bolso y salió del coche. A pesar de los argumentos de Key, seguía decidido a poner las últimas semanas de lujuria detrás de el, y con ese pensamiento en mente, se metió la lata de galletas bajo el brazo y apretó el timbre de MinHo.

—Está abierto. Vamos, entra.

TaeMin suspiró. ¿Ni siquiera podía molestarse en abrir la puerta? Esto consolidaba su teoría de que él sólo la veía como un amigo... un tipo de amigo muy casual como de “mi casa es tu casa”.
Alcanzando el pomo, abrió la puerta hacia adentro, sorprendido al encontrar luz tan tenue cuando entró.

Lo primero que vio fue el fuego ardiendo en la chimenea de su pequeña sala de estar... una cálida bienvenida del típico invierno de corea arrojando nieve en los suburbios exteriores.

La segunda cosa que notó fue a MinHo tumbado cómodamente en un sillón.

Vestido sólo con su sombrero de Papá Noel. TaeMin contuvo el aliento, sintiéndose mareado. ¿Qué diablos...?

Su pene era aún más majestuoso de lo que había fantaseado, sobresaliendo como una columna de piedra más allá de su ombligo y sobre su estómago que parecía una tabla de chocolate. Ausentemente se acariciaba con una mano, como casualmente podría acariciar a un gato a su lado, y sus ojos destellaron más brillantes que las luces de su árbol de Navidad cuando levantó la mirada hacia él.

TaeMin sólo podía imaginar la mirada de estupefacción en su rostro.

Obligándose a cerrar su boca, y empujar su lata de galletas sobre la mesa más cercana antes de dejarla caer, simplemente se quedó allí mirando.

— ¿Te gustaría sentarte en el regazo de Santa Claus, pequeño?

Su ritmo cardíaco cayó a su pene, parecía palpitar, palpitar, palpitar contra la entrepierna de sus jeans. Una parte de él quería preguntarle a su amigo si estaba soñando, otra parte quería asegurarse de que MinHo no había comenzado con el rompope sin él y olvidando a quien había invitado esa noche. Pero la mayor parte de él sabía buscar su regalo de Santa en el pene, así que sin decir una palabra, caminó hacia MinHo.

El fuego calentaba la sala, pero TaeMin sabía que el calor invadiendo sus sentidos venía directamente de MinHo, emitido por el sexual centellar en su mirada, la perezosa confianza de su postura, el tácito poder irradiando de su tremenda erección.

Bajarse sobre su desnudo muslo era, sorprendentemente, apenas tan intimidante como excitante. A pesar de que una ola de placer se hizo eco a través de su pene y culo, convirtiendo sus pezones en sólidas piedras contra su suéter, estar tan cerca de MinHo y de la magnífica erección entre sus piernas se sentía como abrazar a un león dormido que podía despertar y subyugarlo en cualquier momento. TaeMin esperaba que MinHo no pudiera sentirlo temblar cuando su brazo se deslizó alrededor de su cintura, mientras el dejaba caer el suyo alrededor de sus hombros.

MinHo lo miró a los ojos.


— ¿Qué quieres para Navidad, TaeMin?


NOta: bueno esta es una adaptación de "Ardiente para santa" de Lacey Alexander todos los creditos al autor ORIGINAL..!!  la segunda parte esta muy hot espero les guste 

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