MinHo estaba de pie en el
centro de la habitación, la chaqueta abierta y echada hacia atrás y las manos
hechas puños y apoyados en las caderas en una postura que sólo podía
interpretarse como agresiva.
‑Sera mejor que me
expliques que es todo esto, y más vale que la explicación sea buena, Taemin ‑le
advirtió‑. Estoy cansado y no estoy de humor para esto.
Estaba claro que no.
Estaba enfadado. Encabronado.
‑Ya te lo dije todo en la
nota ‑contestó, y apartó la mirada simplemente porque le dolía demasiado mirar
al hombre que había llegado a imaginar como suyo.
Y ese había sido su mayor
error; olvidar cómo habían empezado y no recordar que todo era una ilusión.
‑¿Te refieres a lo de
vivir una mentira? ¿Es eso lo que crees que hemos estado haciendo, viviendo una
gran mentira?
‑Sí.
Era así de sencillo y de
honesto, pero no podía seguir allí de pie, queriéndolo y odiándolo al mismo
tiempo. Fue entonces cuando se dió cuenta de que el televisor seguía hablándole
a la audiencia perdida, así que lo utilizó como excusa para moverse y
apagarlo... aunque el resultado fue peor, ya que aquel silencio empezó a
palpitar en la atmósfera ya cargada.
‑Así que me dejas, sin
más ni más ‑dijo MinHo‑. Sin discusión. Sin que ni siquiera haya habido un
detalle que permitiera saber que lo sentías así. Simplemente te levantaste esta
mañana, decidiste que habíamos estado viviendo una mentira y te marchaste, tan
tranquilamente ni más ni menos.
Su ira cercenaba a TaeMin
como un cuchillo y contestó por instinto.
‑¿Qué hubieras preferido
que hiciera? ¿Seguir fingiendo hasta que fueras tú quien se hartara y se
marchara?
Aquello lo sorprendió a
Choi de verdad, y al mismo tiempo lo obligó a mirarlo, pero a mirar a TaeMin de
verdad, con atención, y Taemin deseó haberse contenido, porque supo a ciencia
cierta que estaba viendo su palidez, los círculos negros alrededor de los ojos
que sin duda debían estar recordándole otra ocasión en la que él había sido
testigo de su sufrimiento.
‑Aquí ocurre algo más ‑decidió
él‑. He hecho algo, ¿verdad? He hecho algo sin querer que te ha ofendido tanto
que me has dejado plantado.
Taemin sintió que el
corazón se le encogía.
‑¿Es que no te parece
bastante que hayamos pasado los dos últimos meses viviendo una mentira juntos?
‑No, no lo es ‑replicó,
acercándose al castaño, y Taemin tuvo que hacer un esfuerzo por no retroceder‑.
¡Porque lo que hemos compartido cada noche en nuestra cama no ha sido una
mentira, Taemin, y tú lo sabes!
‑Un matrimonio es algo
más que sólo sexo ‑denunció.
‑Sí ‑asintió‑. Hay otra
cosa que se llama compartir. Compartir lo bueno y lo malo. Y otra cosa que se
llama hablar ‑alzó una mano para cubrir su mejilla‑. Hablar de los problemas a
intentar arreglarlos.
-Yo ya he solucionado el
mío marchándome ‑espetó.
‑¿Por qué?
‑¡Ya te he dicho por qué!
‑gritó, y apartó la mano antes de que pudiera hacer algo tan absurdo como
regresar y besar al menor.
Choi simplemente volvió a
poner su mano en el mismo sitio.
‑En ese caso, inténtalo
otra vez. Y sigue intentándolo hasta que encuentres algo que yo pueda aceptar
como la verdad. Porque si esperas que crea, Taemin, que no puedes soportar que
te toque, es que eres tonto, y lo que es aún peor, ¡que yo también lo soy!
Y como para demostrar que
lo que había dicho era cierto, lo rodeó por la cintura.
‑¡Estaba mal, Minho! ‑le
dijo, desesperado‑. ¡Te lo dije desde el primer día!
‑Mal, ¿eh? Hace cuatro
noches estabas en mis brazos, con las piernas enlazadas en la espalda y
mirándome a los ojos mientras compartíamos la experiencia más... perfecta que
jamás habíamos compartido. ¿Y ahora te atreves a decirme que estaba mal?
Dios... Taemin cerró los
ojos a intentó tragar saliva porque de pronto lo había visto con Heenchul así,
de aquella misma forma, y no podía soportarlo... ¡no podía!
‑Yo no he dicho que el
sexo no estuviera bien.
‑Entonces, ¿qué es lo que
me quieres decir? ¿Que ya no te es suficiente?
‑¡Nunca me ha sido
suficiente!
Y era evidente que no lo
había sido para ninguno de los dos.
Una vez más intentó
soltarse y una vez más, Choi se lo impidió.
‑Está bien ‑murmuró‑.
Dime lo que necesitas e intentaré dártelo.
Y su voz era tan tensa y
tan áspera que casi llegó a creer que le importaba más de lo que TaeMin creía.
Entonces volvió verlo con
Heenchul y se derrumbó.
‑No puedes darme lo que
yo quiero ‑susurró débilmente.
Hubo un silencio durante
el cual él asimiló lo que acababa de decirle.
‑Dios mío ‑dijo, como si
una idea repentina acabase de asaltarle‑. Es Siwon, ¿verdad?
‑¿Qué? ‑Taemin frunció el
ceño‑. Yo no...
‑¡Cállate! –lo interrumpió,
soltándola de golpe para llevarse ambas manos a la nuca. Estaba tan tenso, todo
él, que Taemin contuvo la respiración.
‑Debería habérmelo
imaginado ‑dijo, tras una carcajada cargada de sarcasmo‑. Ese bastardo vuelve a
Londres el lunes, y tú me dejas el miércoles.
‑Pero si yo no he visto a
Siwon ‑contestó.
No había caído en la
cuenta de que podría haber utilizado sus palabras como vía de escape, pero era
ya demasiado tarde. De todas formas, él no la creyó.
‑Mientes –lo acusó el
alto, apretando un puño‑. Por supuesto que lo has visto.
¿Habría llegado a esa
conclusión por su propio encuentro con Heenchul?
‑¿Y qué ha hecho? ‑preguntó
con otra dolorosa carcajada‑. ¿Aprovechar la primera oportunidad que se le ha
presentado, estando yo fuera de la ciudad, para desnudar su alma ante ti y
pedirte perdón?
No dejaba de tener su
gracia que fuese precisamente el quien lo acusara, cuando TaeMin lo había visto
con sus propios ojos rogándole algo a Heenchul... y hasta se hubiera reído de
la ironía si hubiera tenido ganas, pero se limitó a apretar los dientes y a
mirarlo desafiante.
‑Maldito gusano –masculló
él ante su falta de respuesta‑. ¿Cuánto tiempo le costó volverse a ganar tu
corazón, Taemin? ¿Un par de minutos? ¿Una hora, quizás, interpretando el papel
de amante confuso?
‑Cualquiera diría que
estás celoso, Minho ‑espetó.
Aquellas palabras
tuvieron el efecto más increíble sobre Choi. Sus ojos se volvieron casi tan
negros como la noche y enrojeció como si
acabaran de exponer a la vista de cualquiera su mayor secreto guardado. Y fue precisamente la visión de esa
rabia lo que alarmó al castaño de tal modo que lo hizo retroceder.
Pero MinHo alargó el
brazo y sujetándolo por la nuca, se adueñó de su boca en un beso salvaje y
duro.
Y todo lo que de especial
había sentido por él, cayó como un pájaro herido a sus pies. Para cuando lo soltó,
Taemin estaba sollozando.
‑Saca tus cosas de mi
casa ‑le dijo, dando media vuelta‑. No quiero encontrarme con un sólo signo de
que has estado allí para mañana por la noche, ¿queda claro?
-Muy claro-. Aseguro
TaeMin, aun con lágrimas resbalándole por la mejilla.
‑Una cosa más ‑añadió
cuando abría ya la puerta‑. Dile a Siwon que como se le ocurra hacerle daño a
Heenchul con todo esto, me encargaré personalmente de retorcerle el cuello.
Ah, el pobre Heenchul. La
victima de todo esto. No había que herir a Heenchul.
‑Eres un hipócrita ‑le
lanzó.
Minho se detuvo en la
misma puerta y se volvió hacia el castaño con toda su furia.
‑¿Qué se supone que
significa eso?
‑¡Te he visto con
Heenchul! ‑lo acusó.
‑¿Qué? ‑entonces le tocó
a él fruncir el ceño confundido‑. ¿Cuándo?
‑Hoy. En las escaleras
del Connaught ‑no podía parar, así que siguió hablando‑. ¡Así que no te atrevas
a hablarme a mí de moralidad cuando tú no eres mejor que tu hermano o que yo!
Entonces deseó no haber
abierto la boca cuando vio que su expresión de ira se transformaba en aguda
inteligencia.
Lee enfadado consigo
mismo, dio media vuelta.
‑¿No te ibas ya?
‑Era eso, ¿verdad? ‑preguntó‑.
Ese es el verdadero problema... no se trata de Siwon y tú, sino de Heenchul y
yo.
Heenchul... aquel maldito
nombre lo hizo temblar.
‑¿Quieres hacer el favor
de marcharte?
‑¡No hasta que me digas
la verdad!
De pronto estaba de nuevo
a su lado y el corazón le dolía a cada latido, la garganta se le llenaba de
lágrimas porque deseaba tanto darse la vuelta y abrazarse a MinHo... Abrazarse
a él y perderse de nuevo en aquella bendita ilusión.
Pero fue Minho quien lo
hizo por TaeMin. Fue él quien lo tomó en sus brazos mientras el castaño
intentaba librarse de él.
‑¡Suéltame!
‑No. ¡Quiero la verdad! ‑insistió‑.
¿Te has visto con Siwon una sola vez desde que te casaste conmigo?
Quería mentir y decir que
sí, porque sabía que con eso le haría daño al Choi mayor, pero no podía mentir.
Ya no. Estaba harto de hacerlo.
‑¡Ya te he dicho que no! ‑espetó.
‑Pero tú me has visto con
Heenchul, y con eso te ha bastado para pensar que podías dejarme sin más
explicación. ¿Es eso?
-Ya te lo advertí una
vez, Minho, que no estaba dispuesto a vivir con el fantasma de Heenchul metido
en el armario.
‑¿Y crees que yo podría
vivir con el de Siwon?
‑¡Pero es que tú no
tienes razón para ver su fantasma! ¡No he vuelto a mencionar su nombre, y por
supuesto, no he vuelto a verme con él!
‑No era un encuentro
secreto.
Taemin se encogió de
hombros.
‑No importa. Te reuniste
con el, yo te vi, y ahora no puedo seguir viviendo contigo. Es tan sencillo
como eso.
Intentó soltarse una vez más.
‑Y una mierda ‑masculló‑.
Es tan sencillo como... esto.
“Esto” fue que su boca
volvió a acercarse una vez más. Esto fue la oscura necesidad que surgió por
encima de toda la ira, el dolor y el resentimiento que estaba intentando
controlar y que quedó ahogado en TaeMin.
‑¿También lo has besado
así a él? ‑espetó cuando se separaron.
Pretendía herirlo, pero
todo lo que consiguió fue una especie de sonrisa burlona.
‑Heenchul no sabría lo
que es la verdadera pasión aunque le saltara encima y le mordiera ‑se burló‑.
Mientras que tú ‑se acercó de nuevo y lamió su labio inferior; TaeMin gimió de
placer‑ .... no puedes vivir sin ella.
Choi se dispuso a hacerlo enfrentarse a la
humillante verdad manteniendo sus labios a punto de rozar los suyos, esperando,
hasta que fue el castaño quien no pudo aguardar más y elimino el breve espacio
que los separaba.
MinHo había ganado y lo
sabía. La forma en que se pegó a él, cómo hundió los dedos en su pelo, cómo le
besó fue la confirmación que necesitaba..
-Eres un hombre
despreciable... te odio‑susurró el castaño, temblando de arriba abajo cuando él
lo separó.
‑Extraña emoción el odio ‑se
burló MinHo‑. Suele devorarlo todo al final; incluido el amor. Vamos, recoge tu
chaqueta ‑añadió, arrogante‑. Nos vamos a casa.
‑¡No! ‑protestó TaeMin‑.
¡No voy a volver contigo, MinHo! Jamás volvería a vivir a la sombra del
fantasma de Heenchul.
NOTa: bueno disculpen por no haber actualizado ayer pero sali a una reunion y despues a otra reunion y pff se me fue el tiempo y luego el Comeback de SHINee y todos esos 2min moments me dejaron mas tontis... bueno aqui les dejo este capitulo y oficialmente estamos a 2 capsde terminar!!
los que esperan el ficu de una promesa de amor pff lo siento tratare de actualizar pero no prometo nada... aun tengo los ficus de AY pendientes.. los del foro y nuevos proyectos y pff hina siente que explotara...
ademas me han dejedo abandonada por aqui talvez no les gusta y si es asi dejare de escribir y eliminare este blog forever !!
wow Unnie la verdad esta impactante este fic, ya quiero que actualices para ver que pasa con el 2min. Yo leo siempre los fics que se publican en esta pagina pero nunca comente asi que no dejes de escribir Chingu. :(. Bueno espere el prox. capitulo y espero que sigas escribiendo. Figthing!!
ResponderEliminarwow me has dejado con las ganas... no puedo esperar hasta el próximo!! :) espero no lo dejes... solo he comentado una vez... he intentado un par de veces mas pero esta cuenta a veces no me deja o se demora y se borra mi comentario... D:
ResponderEliminarOH POR DIOS!!! Hina porque lo dejaste ahi!!! no quiero el otro capitulo pero shaaa!!! LO AMOOOOOO sdjnjdgfjgbfgbjnds
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