domingo, 6 de octubre de 2013

M.C.Capitulo 13.- "La charla"






MinHo estaba de pie en el centro de la habitación, la chaqueta abierta y echada hacia atrás y las manos hechas puños y apoyados en las caderas en una postura que sólo podía interpretarse como agresiva.

‑Sera mejor que me expliques que es todo esto, y más vale que la explicación sea buena, Taemin ‑le advirtió‑. Estoy cansado y no estoy de humor para esto.

Estaba claro que no. Estaba enfadado. Encabronado.

‑Ya te lo dije todo en la nota ‑contestó, y apartó la mirada simplemente porque le dolía demasiado mirar al hombre que había llegado a imaginar como suyo.

Y ese había sido su mayor error; olvidar cómo habían empezado y no recordar que todo era una ilusión.

‑¿Te refieres a lo de vivir una mentira? ¿Es eso lo que crees que hemos estado haciendo, viviendo una gran mentira?

‑Sí.

Era así de sencillo y de honesto, pero no podía seguir allí de pie, queriéndolo y odiándolo al mismo tiempo. Fue entonces cuando se dió cuenta de que el televisor seguía hablándole a la audiencia perdida, así que lo utilizó como excusa para moverse y apagarlo... aunque el resultado fue peor, ya que aquel silencio empezó a palpitar en la atmósfera ya cargada.

‑Así que me dejas, sin más ni más ‑dijo MinHo‑. Sin discusión. Sin que ni siquiera haya habido un detalle que permitiera saber que lo sentías así. Simplemente te levantaste esta mañana, decidiste que habíamos estado viviendo una mentira y te marchaste, tan tranquilamente ni más ni menos.

Su ira cercenaba a TaeMin como un cuchillo y contestó por instinto.

‑¿Qué hubieras preferido que hiciera? ¿Seguir fingiendo hasta que fueras tú quien se hartara y se marchara?

Aquello lo sorprendió a Choi de verdad, y al mismo tiempo lo obligó a mirarlo, pero a mirar a TaeMin de verdad, con atención, y Taemin deseó haberse contenido, porque supo a ciencia cierta que estaba viendo su palidez, los círculos negros alrededor de los ojos que sin duda debían estar recordándole otra ocasión en la que él había sido testigo de su sufrimiento.

‑Aquí ocurre algo más ‑decidió él‑. He hecho algo, ¿verdad? He hecho algo sin querer que te ha ofendido tanto que me has dejado plantado.

Taemin sintió que el corazón se le encogía.

‑¿Es que no te parece bastante que hayamos pasado los dos últimos meses viviendo una mentira juntos?

‑No, no lo es ‑replicó, acercándose al castaño, y Taemin tuvo que hacer un esfuerzo por no retroceder‑. ¡Porque lo que hemos compartido cada noche en nuestra cama no ha sido una mentira, Taemin, y tú lo sabes!

‑Un matrimonio es algo más que sólo sexo ‑denunció.

‑Sí ‑asintió‑. Hay otra cosa que se llama compartir. Compartir lo bueno y lo malo. Y otra cosa que se llama hablar ‑alzó una mano para cubrir su mejilla‑. Hablar de los problemas a intentar arreglarlos.

-Yo ya he solucionado el mío marchándome ‑espetó.

‑¿Por qué?

‑¡Ya te he dicho por qué! ‑gritó, y apartó la mano antes de que pudiera hacer algo tan absurdo como regresar y besar al menor.

Choi simplemente volvió a poner su mano en el mismo sitio.

‑En ese caso, inténtalo otra vez. Y sigue intentándolo hasta que encuentres algo que yo pueda aceptar como la verdad. Porque si esperas que crea, Taemin, que no puedes soportar que te toque, es que eres tonto, y lo que es aún peor, ¡que yo también lo soy!

Y como para demostrar que lo que había dicho era cierto, lo rodeó por la cintura.

‑¡Estaba mal, Minho! ‑le dijo, desesperado‑. ¡Te lo dije desde el primer día!

‑Mal, ¿eh? Hace cuatro noches estabas en mis brazos, con las piernas enlazadas en la espalda y mirándome a los ojos mientras compartíamos la experiencia más... perfecta que jamás habíamos compartido. ¿Y ahora te atreves a decirme que estaba mal?

Dios... Taemin cerró los ojos a intentó tragar saliva porque de pronto lo había visto con Heenchul así, de aquella misma forma, y no podía soportarlo... ¡no podía!

‑Yo no he dicho que el sexo no estuviera bien.

‑Entonces, ¿qué es lo que me quieres decir? ¿Que ya no te es suficiente?

‑¡Nunca me ha sido suficiente!

Y era evidente que no lo había sido para ninguno de los dos.

Una vez más intentó soltarse y una vez más, Choi se lo impidió.

‑Está bien ‑murmuró‑. Dime lo que necesitas e intentaré dártelo.

Y su voz era tan tensa y tan áspera que casi llegó a creer que le importaba más de lo que TaeMin creía.

Entonces volvió verlo con Heenchul y se derrumbó.

‑No puedes darme lo que yo quiero ‑susurró débilmente.

Hubo un silencio durante el cual él asimiló lo que acababa de decirle.

‑Dios mío ‑dijo, como si una idea repentina acabase de asaltarle‑. Es Siwon, ¿verdad?

‑¿Qué? ‑Taemin frunció el ceño‑. Yo no...

‑¡Cállate! –lo interrumpió, soltándola de golpe para llevarse ambas manos a la nuca. Estaba tan tenso, todo él, que Taemin contuvo la respiración.

‑Debería habérmelo imaginado ‑dijo, tras una carcajada cargada de sarcasmo‑. Ese bastardo vuelve a Londres el lunes, y tú me dejas el miércoles.

‑Pero si yo no he visto a Siwon ‑contestó.

No había caído en la cuenta de que podría haber utilizado sus palabras como vía de escape, pero era ya demasiado tarde. De todas formas, él no la creyó.

‑Mientes –lo acusó el alto, apretando un puño‑. Por supuesto que lo has visto.

¿Habría llegado a esa conclusión por su propio encuentro con Heenchul?
‑¿Y qué ha hecho? ‑preguntó con otra dolorosa carcajada‑. ¿Aprovechar la primera oportunidad que se le ha presentado, estando yo fuera de la ciudad, para desnudar su alma ante ti y pedirte perdón?

No dejaba de tener su gracia que fuese precisamente el quien lo acusara, cuando TaeMin lo había visto con sus propios ojos rogándole algo a Heenchul... y hasta se hubiera reído de la ironía si hubiera tenido ganas, pero se limitó a apretar los dientes y a mirarlo desafiante.

‑Maldito gusano –masculló él ante su falta de respuesta‑. ¿Cuánto tiempo le costó volverse a ganar tu corazón, Taemin? ¿Un par de minutos? ¿Una hora, quizás, interpretando el papel de amante confuso?

‑Cualquiera diría que estás celoso, Minho ‑espetó.

Aquellas palabras tuvieron el efecto más increíble sobre Choi. Sus ojos se volvieron casi tan negros como la noche  y enrojeció como si acabaran de exponer a la vista de cualquiera su mayor secreto  guardado. Y fue precisamente la visión de esa rabia lo que  alarmó  al castaño de tal modo que lo hizo retroceder.

Pero MinHo alargó el brazo y sujetándolo por la nuca, se adueñó de su boca en un beso salvaje y duro.

Y todo lo que de especial había sentido por él, cayó como un pájaro herido a sus pies. Para cuando lo soltó, Taemin estaba sollozando.

‑Saca tus cosas de mi casa ‑le dijo, dando media vuelta‑. No quiero encontrarme con un sólo signo de que has estado allí para mañana por la noche, ¿queda claro?

-Muy claro-. Aseguro TaeMin, aun con lágrimas resbalándole por la mejilla.

‑Una cosa más ‑añadió cuando abría ya la puerta‑. Dile a Siwon que como se le ocurra hacerle daño a Heenchul con todo esto, me encargaré personalmente de retorcerle el cuello.

Ah, el pobre Heenchul. La victima de todo esto. No había que herir a Heenchul.

‑Eres un hipócrita ‑le lanzó.

Minho se detuvo en la misma puerta y se volvió hacia el castaño con toda su furia.

‑¿Qué se supone que significa eso?

‑¡Te he visto con Heenchul! ‑lo acusó.

‑¿Qué? ‑entonces le tocó a él fruncir el ceño confundido‑. ¿Cuándo?

‑Hoy. En las escaleras del Connaught ‑no podía parar, así que siguió hablando‑. ¡Así que no te atrevas a hablarme a mí de moralidad cuando tú no eres mejor que tu hermano o que yo!

Entonces deseó no haber abierto la boca cuando vio que su expresión de ira se transformaba en aguda inteligencia.

Lee enfadado consigo mismo, dio media vuelta.

‑¿No te ibas ya?

‑Era eso, ¿verdad? ‑preguntó‑. Ese es el verdadero problema... no se trata de Siwon y tú, sino de Heenchul y yo.

Heenchul... aquel maldito nombre lo hizo temblar.

‑¿Quieres hacer el favor de marcharte?

‑¡No hasta que me digas la verdad!

De pronto estaba de nuevo a su lado y el corazón le dolía a cada latido, la garganta se le llenaba de lágrimas porque deseaba tanto darse la vuelta y abrazarse a MinHo... Abrazarse a él y perderse de nuevo en aquella bendita ilusión.

Pero fue Minho quien lo hizo por TaeMin. Fue él quien lo tomó en sus brazos mientras el castaño intentaba librarse de él.

‑¡Suéltame!

‑No. ¡Quiero la verdad! ‑insistió‑. ¿Te has visto con Siwon una sola vez desde que te casaste conmigo?

Quería mentir y decir que sí, porque sabía que con eso le haría daño al Choi mayor, pero no podía mentir. Ya no. Estaba harto de hacerlo.

‑¡Ya te he dicho que no! ‑espetó.

‑Pero tú me has visto con Heenchul, y con eso te ha bastado para pensar que podías dejarme sin más explicación. ¿Es eso?

-Ya te lo advertí una vez, Minho, que no estaba dispuesto a vivir con el fantasma de Heenchul metido en el armario.

‑¿Y crees que yo podría vivir con el de Siwon?

‑¡Pero es que tú no tienes razón para ver su fantasma! ¡No he vuelto a mencionar su nombre, y por supuesto, no he vuelto a verme con él!

‑No era un encuentro secreto.

Taemin se encogió de hombros.

‑No importa. Te reuniste con el, yo te vi, y ahora no puedo seguir viviendo contigo. Es tan sencillo como eso.

Intentó soltarse una vez más.

‑Y una mierda ‑masculló‑. Es tan sencillo como... esto.

“Esto” fue que su boca volvió a acercarse una vez más. Esto fue la oscura necesidad que surgió por encima de toda la ira, el dolor y el resentimiento que estaba intentando controlar y que quedó ahogado en TaeMin.

‑¿También lo has besado así a él? ‑espetó cuando se separaron.

Pretendía herirlo, pero todo lo que consiguió fue una especie de sonrisa burlona.

‑Heenchul no sabría lo que es la verdadera pasión aunque le saltara encima y le mordiera ‑se burló‑. Mientras que tú ‑se acercó de nuevo y lamió su labio inferior; TaeMin gimió de placer‑ .... no puedes vivir sin ella.

Choi  se dispuso a hacerlo enfrentarse a la humillante verdad manteniendo sus labios a punto de rozar los suyos, esperando, hasta que fue el castaño quien no pudo aguardar más y elimino el breve espacio que los separaba.

MinHo había ganado y lo sabía. La forma en que se pegó a él, cómo hundió los dedos en su pelo, cómo le besó fue la confirmación que necesitaba..

-Eres un hombre despreciable... te odio‑susurró el castaño, temblando de arriba abajo cuando él lo separó.

‑Extraña emoción el odio ‑se burló MinHo‑. Suele devorarlo todo al final; incluido el amor. Vamos, recoge tu chaqueta ‑añadió, arrogante‑. Nos vamos a casa.

‑¡No! ‑protestó TaeMin‑. ¡No voy a volver contigo, MinHo! Jamás volvería a vivir a la sombra del fantasma de Heenchul.


NOTa: bueno disculpen por no haber actualizado ayer pero sali a una reunion y despues a otra reunion y pff se me fue el tiempo y luego el Comeback de SHINee y todos esos 2min moments me dejaron mas tontis... bueno aqui les dejo este capitulo y oficialmente estamos a 2 capsde terminar!!

los que esperan el ficu de una promesa de amor pff lo siento tratare de actualizar pero no prometo nada... aun tengo los ficus de AY pendientes.. los del foro y nuevos proyectos y pff hina siente que explotara...

ademas me han dejedo abandonada por aqui talvez no les gusta y si es asi dejare de escribir y eliminare este blog forever !!

 


3 comentarios:

  1. wow Unnie la verdad esta impactante este fic, ya quiero que actualices para ver que pasa con el 2min. Yo leo siempre los fics que se publican en esta pagina pero nunca comente asi que no dejes de escribir Chingu. :(. Bueno espere el prox. capitulo y espero que sigas escribiendo. Figthing!!

    ResponderEliminar
  2. wow me has dejado con las ganas... no puedo esperar hasta el próximo!! :) espero no lo dejes... solo he comentado una vez... he intentado un par de veces mas pero esta cuenta a veces no me deja o se demora y se borra mi comentario... D:

    ResponderEliminar
  3. OH POR DIOS!!! Hina porque lo dejaste ahi!!! no quiero el otro capitulo pero shaaa!!! LO AMOOOOOO sdjnjdgfjgbfgbjnds

    ResponderEliminar