domingo, 22 de septiembre de 2013

M.C. Capitulo 11.- Oportunidades








El traje que llevaba era otro nuevo que Minho le había comprado. Era de seda pura del corte tradicional oriental, y se ceñía a sus curvas como una segunda piel. Era de un oscuro color negro y estaba adornado con pedrería roja. Con el pelo suelto su aspecto era aún más exótico, y verse así en el espejo fue toda una sorpresa, porque aquel hombre era la viva imagen de la seducción. No podía salir así, e hizo ademán de desabrocharse los botones la camisa cuando se detuvo con la mano en el primer boton, en su armario no habia mas que prendas nuevas todas comprandas por Choi y no estaba muy seguro si habia algo menos probocativo en su armario.




No lo sé se contestó en voz baja. Parecía haber perdido toda referencia de sí mismo.




¡Taemin!




Aquella orden impaciente le hizo dar un respingo. El alto volvía a darle órdenes, y el a cumplirlas, pensó al apartar la mano rápidamente, así que, en lugar de quitarse el traje, se miró una vez más antes de salir a la otra habitación. Sus grandes ojos de un cafe oscuro casi negros lo miraron de arriba abajo y masculló algo entre dientes.




¿Podemos marcharnos ya? le dijo gravemente y con tanto sarcasmo que hubiera querido darle una bofetada.




Con el pequeño bolso de noche en una mano, dio media vuelta hacia la puerta, y al oírle murmurar de nuevo entre dientes, se dio cuenta con desesperación de que la parte trasera del traje resultaba más provocativa que la delantera, ya que la abertura del pantalo dejaba entrever más pierna de lo que debiera.




Pero...¿qué demonios? ¡él mismo le había ayudado a elegirlo! ¡él mismo había sido el creador de aquel monstruo llamado señor Choi, así que, ahora tendría que soportarlo!




Minho abrió la puerta y le cedió el paso para que saliera al pasillo. el pelilargo lo precedió, la cabeza bien alta, desafiante. Para cuando se unió Choi se unio a el, Taemin estaba ya en el ascensor.




¿Dónde has estado? le preguntó.




Vete al infierno contestó. Yo he querido explicártelo y tú no has querido escucharme. Ahora ya es tarde.




¡Al menos dime con quién has ido!




No.




Las puertas del ascensor se abrieron y Taemin subió, ignorándolo, con la mirada clavada frente a sí. Las puertas se cerraron. Estaban solos, y la tensión era insoportable.




Lo único que decía la nota es que ibas de visita turística con unos amigos que acababas de conocer.




<La tuya decía aún menos», pensó.




¿Quiénes son esos amigos nuevos?




No hubo respuesta.




¿Dónde las has conocido?




Siguió sin contestar, pero con los sentidos alerta. La frustración crecía en él.




¿Era un hombre?




¡Sí! ¡Era un hombre! ¡Un norteamericano de modales encantadores, atento al máximo y que sonreía mucho, algo que resulta mucho más agradable que estar con alguien que frunce el ceño casi permanentemente!




Ver cómo su mano daba un golpe seco sobre el boton de parada del ascensor le disparó el pulso.




Escúchame bien le advirtió, sujetándolo por los hombros: tú estás enfadado y yo también. Tenemos que hablar, pero ahora no podemos hacerlo porque ya llegamos tarde a la cena, y es muy importante para mí causar una buena impresión de nuestra felicidad marital. ¿Queda claro?




Sí contestó, pero sin mirarlo.




Estaba luchando contra un deseo de liberarse de algo... de todo, seguramente. 




Un deseo de dar rienda suelta al llanto que la noche anterior no había mostrado más que la punta del iceberg que crecía en su interior.




Taemin...




¡Deja de hacer eso! espetó, encontrándose brevemente con su mirada antes de apartar de nuevo los ojos.




¿El qué? preguntó sin comprender, lo cual le resultó bastante gratificante.




Pronunciar mi nombre como si fueses un profesor llamandole la atencion a un niño dijo, moviéndose inquieto. Necesitaba soltarlo todo.




Choi solo frunció el ceño.




¿De verdad eso te que hago?




Sí, constantemente.




¿Y no te gusta?




No, en absoluto.




Entonces, te pido perdón.




No está mal para empezar contestó, consciento de que era el quien se estaba comportando como un mocoso necesitado de una reprimenda.




El alto debió pensar lo mismo porque suspiró cerrando los ojos, como si necesitara controlarse.




Sera mejor que nos vayamos dijo, antes de que esto termine en una verdadera pelea.




¿En otra? Yo creía que ya lo habíamos tenido anoche replicó.




El comentario dio en el blanco y Taemin casi se sintió avergonzado de haberlo hecho.




Entonces el mayor reaccionó sujetándolo por la cintura y empujándolo contra la pared del ascensor. TaeMin abrió los ojos de par en par, y la alarma apareció en sus profundidades.




Mira... siento mucho lo que pasó anoche, ¿de acuerdo? No pretendía hacerte daño, y por si no to diste cuenta, yo también lo pasé mal.




Yo... el remordimiento hizo mella en el menor. No entiendo por que... por qué estabas tan enfadado.




Lo sé algo brilló en sus ojos, seguramente más rabia, pero TaeMin no podía estar seguro, y cuando rozó su mejilla, lo hizo con una increíble ternura. Pero no estaba enfadado contigo, sino conmigo, por ser capaz de perder el control de esa forma.




Yo creía que lamentabas que no fuera Heenchul.




No es que supiera cómo podia reaccionar ante aquella breve confesión, pero desde luego jamás habría imaginado que lo hiciera de esa forma.




Mierda masculló entre dientes y con la respiración agitada. Taemin...sobre Heenchul quiero decirte que...




¡No! exclamó, cubriéndole la boca con los dedos. No, por favor susurró con las lágrimas brillándole en los ojos. Creo que no podría soportar que me dijeras que... no pudo terminar la frase, porque lo que iba a decir era que no habría podido soportar que le confesase su amor por ese hombre. ¿No podemos simplemente limitarnos a olvidar lo ocurrido? le rogó.




Choi siguió mirándolo fijamente un instante, viendo sus lágrimas, sus labios temblorosos y tomando en su mano los dedos con los que aún le cubría la boca.




Eres un tonto hermoso susurró, y lo besó en los labios.




<Eso ya me lo ha dicho antes>, recordó Taemin vagamente.




Olvídate de Heenchul le dijo un instante después. Yo ya lo he hecho. 




<¿Igual que yo ya he olvidado a Siwon?, se preguntó, y la luz de una nueva esperanza empezó a brillar en su interior. ¿Esperanza de qué? No lo sabía, y tampoco quería pararse a preguntárselo, porque de pronto había vuelto a sentirlo como si estuviera dentro de el, y quería sentirlo así en carne y hueso.




¿De verdad tenemos que reunirnos con esa gente? murmuró en voz baja. Yo podría decir que tengo un dolor de cabeza y tú podrías meterme en la cama y arroparme. ­ Se te da muy bien hacerlo...




Él se echó a reír y acarició sus caderas mientras las acercaba hacia él.




Y pensar que yo te creía tímido y recatado...




¿Desilusionado?




No... encantado contestó, y volvió a besarlo en la boca.




¿Quiere esto decir que podemos volver a subir? le preguntó tras un momento, y con aquella nueva arma que había descubierto poseer, intentó seducirlo besándolo brevemente e intercalando un por favor de vez en cuando junto a un adorable puchero. Por favor susurró una vez más. Por favor, Minho...




Hasta que los besos fueron haciéndose más largos y más apasionados, y hasta que descubrió que el poder de su seducción había vencido y que su esposo no iba a poner fin a lo que el estaba incitando en el ascensor del hotel. Tiró suavemente de uno de los extremos de la solapa de su traje, y MinHo no hizo nada para detenerlo.




La sensación de triunfo fue gloriosa cuando Choi, con un doloroso gemido, pulsó el botón que los llevaría de nuevo a su suite... el triunfo de saber que tenía el poder de hacer que su esposo lo deseara por encima de todas las cosas, incluso por encima de su preciosa cena de negocios.




Eres un hechizero y me has hechizado murmuró.




El ascensor se detuvo y cuando las puertas se abrieron, se encontraron mirando a una pareja japonesa que esperaba para entrar. Minho tiró del menor y rápidemente volvieron a entrar en su habitación, con la mirada de los japoneses pegada en la nuca.




Si llegan a saberlo, me mataran –murmuró él.




Yo no pienso decírselo prometió Lee, ocupado ya en desabrochar los botones de la camisa de su esposo.




Sus dedos parecían volar acariciando el vello de su pecho, que respondía erizandose ante su avance y palpitando de necesidad. Tiró de la camisa para sacarla de los pantalones y, con una determinación que la sorprendió incluso a el mismo, bajó las manos a lo largo de sus muslos para volver a subirlas sobre el abultamiento de su sexo.




MinHo se estremeció violentamente y durante los últimos días que habían compartido, TaeMin nunca se había sentido tan consciente de su propia sensualidad como en aquel momento.




Porque Minho estaba disfrutando... disfrutando de perderse en el con los ojos cerrados. Y fue precisamente esa entrega lo que le dio el valor para seguir hasta el final. Mientras introducía la lengua entre sus labios para acariciar con ella sus dientes, desabrochó el botón de sus pantalones, bajó la cremallera... y tomo su miembro con la mano.




Fue una sorpresa. A pesar de la intimidad que habían compartido en los últimos días, aquella fue la primera vez que le tocó así. Y la sorpresa fue sentir su tremendo calor, la incresible tensión, el poder que pugnaba contra la ultima barrera.




No te pares ahora murmuró al sentir su mano inmóvil.




No te pares, le había dicho, y TaeMin no quería parar. Quería sobrecogerlo con el poder de su sensualidad, igual que su esposo había hecho montones de veces con el, pero...




Alzó la mirada y se encontró con que había abierto los ojos y que el fuego del deseo ardía en ellos... y se quedó mirándolo, rogándole casi que tomara el mando ahora que el había perdido el valor.




Pero Minho contestó que no con la cabeza.




Esta vez ha sido cosa tuya, Taemin dijo. Tú has empezado, tú lo terminas.




Fue en aquel momento cuando descubrió que no quería hacerlo. Le gustaba que fuera MinHo quien tomara el mando, que fuera el quien lo devorara, y engañarse de ese modo a sí mismo diciéndose que no le había quedado otro remedio en aquella locura sexual que era su relación.




Le gustaba verse a sí mismo como la víctima inocente de los hermanos Choi, porque de no ser así, tendría que enfrentarse a sí mismo y empezar a reconocerse como lo que era de verdad.




Voluble. Voluble en sus sentimientos, en la forma en que supuestamente podía amar a un hombre y estar así con otro.




Entonces Choi acarició su cabeza suavemente, y todo su cuerpo se estremeció antes de volverse hacia aquella palma y besarla ardientemente.




Voluble o no, se dijo mientras hundía las manos bajo su camisa y volvía a besarlo en la boca, quería llegar al final, necesitaba llegar al final, tanto que todo lo demás parecía carecer de importancia.




Y por encima de todo, la verdad que había empujado sus acciones durante todo el episodio compartido con aquel hombre: saber que lo deseaba, que no podia saciarse de el, de Taemin, el novio al que su hermano había plantado en el altar. 




Independientemente de lo que Heenchul pudiera significar para MinHo, lo deseaba a el a TaeMin.




Y si eso los reducía a ambos a seres volubles, que así fuera.




¿Y qué pasa con tus amigos? recordó en medio de la siguiente oleada de pasión.




Los llamaré murmuró. Más tarde añadió con el estremecimiento que le produjo el roce de sus uñas en la espalda. Mucho más tarde.




Y Choi lo tomó en brazos para llevarlo al dormitorio.




A partir de aquel momento, fue MinHo quien tomó el mando, y lo que siguió fue una pasión lenta y ardiente que fue la antítesis de lo ocurrido la noche anterior.




Era como si necesitara demostrarle que podía ser tierno, suave, controlado, y aún así, devastadoramente apasionado. Lo besó de arriba abajo, no dejó lugar sin explorar con sus labios, hasta reducir a TaeMin a una masa de sensaciones, y entonces lo penetró lentamente.




Luego se detuvo, y el abrió los ojos, oscuros aún más por el deseo.




Eres hermoso murmuró Choi. Te adoro.




¿La adoración sería algo similar al amor? Si no lo era, estaba cerca, muy cerca...




Y yo a ti susurró, y como si sus palabras tuvieran el poder de excitarlo, le sintió crecer aun mas dentro de el y cerró los ojos cuando su cuerpo volvió a transformarse en fuego líquido.




Fue maravilloso. Fue especial. Y el climax, cuando llegó, fue más como una beneficiosa corriente que un torrente desbordado.




¿Vas a decirme dónde has estado hoy?




Minho estaba apoyado sobre el codo viéndolo volver a la tierra mientras acariciaba su mejilla con el meñique. Taemin abrió los ojos, demasiado cansado para hacer mucho más, y se encontró con sus ojos, oscurecidos por una sensación similar.




No si vas a empezar a chillar otra vez le advirtió.




MinHo se sonrió y deslizó el dedo hasta sus labios enrojecidos.




Te prometo no gritar, ¿de acuerdo?




Josh contestó. He estado con un norteamericano llamado Josh. El dedo que acariciaba se quedó inmóvil. Su mujer se llama Sadie y los dos rondan los setenta años. Les pregunté si podía acompañarlos a un viaje organizado por la isla. 




Estuvieron de acuerdo, y la verdad es que lo pasé de maravilla.




Choi no contestó durante unos segundos.




Dios, sabes bien cómo castigar a un hombre -dijo al fin. ¡Has dejado que me imaginase que habías pasado la mañana luciendo por todo JeJu del brazo de otro!




Me habías prometido no gritar se quejó haciendo un mohín.




Cierto contestó, y el dedo siguió moviéndose hasta la sien mientras algo pasaba por sus ojos... algo que no pudo identificar, pero que iluminó un lugar especial en su interior.




Ternura. Eso era. Ternura e indulgencia para su engaño. Y..




¿Y dónde habías estado?




Taemin se lo contó todo, dándole toda clase de detalles sobre lo que había hecho... hasta que recordó lo del mercadillo de Stanley y saltó desnudo de la cama para buscar algo en su bolso.




Te he traído un regalo explicó.




Espero que no sea un reloj bromeó.




No... no es un reloj contestó y volvió a sentarse cruzado de piernas sobre la cama con la bolsa en la mano. Veamos murmuró. Lo primero que encontró fue el pañuelo color cereza que se había comprado, y tras ponérselo al cuello, siguió buscando. Luego le mostró los que había comprado para su tía y Key, después el pequeño Buda para su tío, y por último, el que había comprado para él, un poco más grande.




Se supone que traen buena suerte le explicó, si te los regala alguien, asi que... le entregó la pequeña escultura con cierta timidez. Buena suerte, Minho.




Por un instante él no movió ni un sólo músculo, y TaeMin no podía ver sus ojos, bajos como estaban contemplando la escultura, así que empezó a morderse los labios mientras el silencio se extendía ininterrumpidamente.




«Está bien», empezó a pensar. «No es el mejor jade del mundo, y desde luego no es una pieza exclusiva, pero el hecho de que hubiera pensado en él tenía un valor, ¿no? Incluso para un hombre como él que podía permitirse cualquier cosa».




Entonces alzó la mirada y por fin lo vio... y el corazón le dio un salto. Le había conmovido... ¡conmovido de verdad! Con una mano, tiró de los dos extremos del pañuelo nuevo y lo acercó a él.




Gracias dijo en voz baja, y lo besó. Y aquelfue un beso especial , porque no contuvo nada relacionado con la pasión. Sólo...




Taemin... murmuró al separarse con una seriedad que parecía no encajar bien en la situación. Quiero que sepas que para mí esto no es un juego. Quiero que este matrimonio funcione. Quiero que funcionemos.




¿Crees que puede funcionar?




Teniendo en cuenta cómo habían empezado, no le parecía que tuvieran demasiadas oportunidades.




¿Te refieres al hecho de que hayamos empezado de la nada? Bueno... se encogió de hombros. Podemos construir sobre la nada. De hecho, hasta me atrevería a decir que es mucho más fácil construir sobre la nada que... supongo que, en definitiva, lo que quiero preguntarte es: ¿quieres intentarlo?




¿Quieres decir que me das una oportunidad? -preguntó, intentando quitarle algo de seriedad al momento.




Pero no funcionó, aunque Choi se permitió una pequeña mueca en reconocimiento a su intento, porque ambos sabían que, hasta aquel momento, Minho no le había dado ninguna oportunidad.




Sí contestó, y sus ojos siguieron serios... tremendamente serios.




Taemin se quedó pensativo un momento. Estaba hablando de permanencia. Estaba ofreciéndole permanencia.




¿Es eso lo que quieres de verdad?




Sí.




Siwon y Heenchul...




No, lo interrumpió, tirando al mismo tiempo de los extremos de su pañuelo. Ellos ya no entran en esta ecuación. Esto es entre tú y yo, y lo que hemos descubierto que podemos tener si intentamos trabajar por ello.




Quizás Minho tuviera razón. Antes había intentado el amor sin sexo y no había conseguido nada..así que ¿por qué no plantear la ecuación al reves? Quizás tuvieran la oportunidad construyendo algo a partir de nada...




¿Eres fiel, Minho? le preguntó.




Sí.




TaeMin le creyó, pero aún así, insistió un poco más.




¿Nada de una mujer o Hombre en cada puerto?




¿Con quién has estado hablando? suspiró. O quizás sería mejor no preguntar.




Tú limítate a contestar la pregunta. Un hombre acaba de jugármela en ese terreno y no quiero volver a caer en la misma trampa.




Es que los rumores sobre mi vida sentimental son tremendamente exagerados le informó. No, no hay más Hombre. Sólo tú, yo, y algo especial.




Algo especial. Sonaba tentador. Algo especial era lo que estaba ya empezando a sentir por aquel hombre tan complicado, y aquella... muestra de sinceridad era quizás lo esencial.




Pero...




Bajó la mirada y la clavó en sus propias manos mientras intentaba encontrarle el truco a todo aquello. Porque tenía que haberlo. Era demasiado bueno para ser cierto; demasiado fácil.




Además; precisamente esa facilidad lo convertía a el en una persona voluble y crédula. ¿Serían capaces de construir algo sobre esa base? ¿Merecia la pena intentarlo, o estaría condenada al fracaso?




¿Y bien? insistió él cuando tardó tanto en contestar.




De acuerdo, lo intentaremos se rindió.




Un instante después, Minho se tumbaba sobre el y ambos se besaron.




Cuando Taemin fue a enredar los dedos en su pelo, él tomó su mano y la apretó con la suya sobre la cama. Y sólo entonces TaeMin se dio cuenta de que habia algo frío y sólido entre ellas: el pequeño Buda que acababa de regalarle. Para que te traiga buena suerte, le había dicho. Ojala fuera cierto.




Y quizás los pensamientos de Minho fueran en la misma dirección que los suyos, porque cuando tomó de nuevo el timón para conducir la nave de la pasión a buen puerto, el Buda siguió entre sus manos, y después siguió reteniéndolo en su palma hasta que ambos se quedaron dormidos.




Y los dos trabajaron para que todo saliera bien, durante el resto de sus dos semanas de estancia en corea y después de llegar a Londres.




Y todo funcionó a las mil maravillas, sobre todo porque la mayor parte del tiempo estuvieron los dos solos, de modo que ninguna influencia externa pudo estropear lo logrado. Ademas, y durante todo ese tiempo, utilizaron al maximo el mayor potencial de su relación, el sexo.




Sexo por la mañana, sexo por la noche, sexo cada vez que algún gesto desataba el deseo. Taemin apenas pensaba en otra cosa, ni deseaba otra cosa.




Había encerrado en un rincón de su cabeza todas las razones por las que el sexo no podía y no debía bastar para mantener una relación. Habia apartado de su cabeza el hecho de haber aceptado el amor físico renunciando al amor de sentimientos. 




En realidad, su relación no tenía ni una sola oportunidad, y tan solo estaba pendiente de que alguién o algo llegara y le quitara la venda de los ojos.



NOTA: bueno primero que nada quiero pedir una disculpa por apenas publicar hoy cuando debí haberlo hecho el día de ayer... la razón estuve toda la manana en el hospital y por la tarde fui a un baby shawer de una prima así que no tuve tiempo de nada... pero no se preocupen en la semana realizare las actualizaciones correspondientes... disculpen una vez mas es que aun no estoy del todo bien de mi columna pero aun así no es un obstáculo para continuar escribiendo...

de verdad gracias por su comprencion 

bsos!!




1 comentario:

  1. cielos...lo bueno de todo es q ya solucionaron lo de su pelea..pero aun los sentimientos de tae no estan tan claros..espero q con el tiempo pueda darse cuenta... algo dentro de mi siente q minho siempre lo ha querido a el y q lo d heechul es algo q tae entendio x si solo y no ha dejado q minho se lo explique bien..... ya quiero q sea sabado para leer el proximo capo de tu lindo fic :)

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