sábado, 14 de septiembre de 2013

M.C. Capitulo 10.- ¿Pelea de esposos?





Tres días más tarde, duchado, el pelo recogido en una simple coleta y vestido con un sencillo short azul marino y una playera blanca sin mangas, Taemin estaba sentado a la mesa del comedor de la habitación, disfrutando de una tostada mientras Minho acababa de ducharse y vestirse.



Minho llamaba a aquello desayuno, pero era más bien un festín. Hacer el amor le daba un hambre de lobo... sintió que las mejillas se le teñían de rojo, incapaz de creerse en qué clase de persona se había convertido.



O lo habían convertido, mejor dicho. Apenas habían salido de aquellas habitaciones durante los últimos tres días con sus correspondientes noches. Aquel hombre era verdaderamente insaciable, y si alguien le hubiese dicho que un joven de veinticuatro años como él podía transformarse en un esclavo de los placeres de su propio cuerpo, se habría reído en sus caras.



<Y ahora, mírate», se dijo. <Aún puedes sentirlo dentro>, admitió avergonzado, y se acercó a la ventana para contemplar el horizonte por la gran ventana.



Y la sensación era maravillosa. Cálida y embriagadora. ¡De hecho, si su esposo apareciera en ese mismo instante en la habitación y dijera volvamos a hacerlo, se arrancaría la ropa a tirones!



«¿Y Siwon?>>, se preguntó de pronto. <¿Qué ha sido de tus sentimientos por él?>



<Han desaparecido>, se contestó, y ser consciente de ello lo llenó de una nueva sensación de horror. Era casi incapaz de recordar su rostro, a pesar del amor que sentía antes con tan sólo evocar su nombre.



Como siempre, casi como si la mera aparición del nombre de Siwon en la cabeza conjurara su llegada, sintió que los brazos de Minho le rodeaban la cintura.



‑¿Qué has visto ahí fuera que sea tan fascinante? ‑preguntó con voz perezosa.



Taemin parpadeó varias veces.



‑Un sampán... mira ‑señaló al bote que lentamente avanzaba sobre el agua‑. Por primera vez desde que llegamos, me siento cerca de Corea.



‑Es un junco ‑le corrigió sonriendo‑, y la isla de JeJu ya pertenece a Corea; te lo digo por si llevas años perdiéndote las noticias de la tele.



‑Es verdad ‑contestó, sonriendo también‑. Es que no soy más que un pobre secretario al que, por cierto, le pagan un salario miserable ‑dijo, dándose la vuelta en sus brazos‑. No tengo tu... ¡eh!



‑¿Qué?



Sonreía, y parecía tan distinto del hombre que había salido de aquella habitación quince minutos antes que se quedó boquiabierto mirándolo.



Se había duchado y afeitado, y olía a algo deliciosamente almizclado. Tenía el pelo húmedo y recién peinado, y se había vestido con unos pantalones de un lino muy ligero y una camisa blanca sin cuello que resultaba al mismo tiempo desenfadado y elegante. Todo en su conjunto estaba surtiendo un efecto en su metabolismo que estaba empezando a reconocer casi con miedo.



‑Estás... muy guapo ‑le dijo.

‑Tú también. Estás como para comerte...lo que pasa es que creo que ambos hemos comido bastante ya de ese plato como para estar saciados, al menos durante un rato.



Taemin enrojeció, y Choi se inclinó para besarlo. Aquel contacto le supo diferente. Más cálido y más tierno. Como aquel beso que compartieron en la pista de baile. Rodeó su cuello por las manos para prolongar aquel placer mientras él lo sujetaba por la cintura, y el mundo se desvaneció a su alrededor mientras disfrutaba de aquel momento que supo atesoraría para siempre.



Fue él quien se separó, a regañadientes eso sí, y sus ojos estaban empañados por algo que no pudo definir.



‑Eres... especial ‑dijo en voz baja‑. ¿Lo sabías?



<Tu también lo eres>, le hubiera querido decir, pero el castaño no tuvo el valor suficiente, así que rozó brevemente sus labios antes de que se separaran definitivamente.



El resto del día fue así, suave, fácil, casi romántico, mientras Minho le enseñaba JeJu, bastante satisfecho al menos aparentemente de hacer de turista con el menor. Terminaron en el lado de opuesto de su hotel, donde cenaron en un pequeño restaurante situado en un callejón bastante dudoso. Sin embargo, la comida que les sirvieron fue la mejor que Taemin había probado hasta entonces.



Después Minho decidió enseñarle el mercadillo nocturno de Temple Street.



‑No te separes de mí ‑le advirtió cuando llegaron a una calle inundada de puestos y gente‑. Y ten cuidado con los bolsillos.



‑No llevo ‑contestó, riendo. Seguía llevando el sencillo short azul marino y la playera blanca sin mangas y una camisa manga larga en azul, y como único accesorio su mariconera de color blanco; además, lo único que llevaba dentro era un bálsamo para los labios y un pañuelo, de modo que los ladrones se llevarían una buena sorpresa. Aún así, no se soltó de la mano de Minho.



Pasearon entre largas filas de puestos en los que se vendía ropa de diseño para hombre y para mujer, la mayoría copias ilegales de las más exclusivas marcas. Puestos de material fotográfico y eléctrico, joyerías...y sus ojos empezaron a brillar deleitados ante tal caleidoscopio de formas, sonidos y colores.



Se detuvo delante de uno de los puestos frente a algo que llamó su atención.



‑Minho, ¿tienes algo de dinero que me prestes? ‑le preguntó por impulso‑. Es que no he tenido oportunidad de cambiar los cheques de viaje y quiero comprar uno de esos.



‑¿El que... un reloj?



‑Sí. Deje el mío en la casa de Londres ‑le explicó.



Él alto se lo quedó mirando un instante con expresión algo cómica.



‑Estás bromeando, ¿no? No estarás diciendo en serio que quieres comprarte una de estas copias.



‑¡Pues claro que no estoy bromeando! Quiero uno. No son nada caros ‑añadió‑. Acabo de oír a un turista pagar cinco wons. No me parece caro.



‑Si quieres un reloj, Taemin, iremos a una joyería de verdad y yo te compraré uno. Uno de verdad ‑añadió, mirando con cierto desprecio al puesto de copias.



‑No seas tan estirado ‑espetó‑. Ya te devolveré mañana el dinero cuando cobre el cheque.



Y al darse la vuelta, vio que su el termino estirado le había sentado como una patada en las narices.



Para cuando MinHo consiguió por fin darse cuenta de que tenía razón, el menor ya estaba enfrascado en el regateo con el vendedor, y con una sonrisilla, se limitó a disfrutar de la habilidad del hombre con el que se había casado.



TaeMin también lo disfrutó.



‑Bueno ‑exclamó al fin‑. Ya hemos llegado a un acuerdo.



‑¿Cuánto? ‑preguntó Minho. Tenía los brazos cruzados y los ojos cargados de ironía.



‑Dos dólares cincuenta ‑declaró, triunfal.



El hizo una mueca.



‑Bien hecho ‑lo felicitó, y lentamente descruzó los brazos para meter la mano al bolsillo y le entregó al vendedor el dinero. Pero lo que el vendedor le entregó a cambio le obligó a esconder su opinión al verlo. Era un reloj, sí; un reloj con una correa de plástico lila, una cara negra por esfera... y las manos de Minnie Mouse por manillas.



‑No me lo puedo creer –murmuró Choi.



‑Es bonito ‑contestó el castaño, estirando el brazo para que pudiera ponérselo‑. ¿Lleva bien la hora? ‑preguntó cuándo hubo terminado.



Minho consultó su Rolex de oro y comprobó lo que los brazos de Minnie indicaban.



‑Al segundo –concedió.



‑Estupendo ‑respondió le respondió el castaño, y extendió el brazo con drama para estudiar su compra‑. Por primera vez desde que he llegado a corea voy a saber qué hora es de verdad ‑declaró, satisfecho.



Minho frunció el ceño.



‑¿Por eso lo querías?



‑Sí. Y porque me gusta ‑añadió, aunque mordiéndose el labio inferior porque sabía perfectamente bien a que se refería el alto.



‑Eres un provocador, ¿lo sabías?



‑¿Ah, si?



Y entonces ocurrió, sin más. Su mirada se había transformado por completo.



En el lugar más concurrido del universo, sus ojos se encontraron y de pronto estuvieron los dos solos, perdidos en las sensaciones que despertaban el uno en el otro.



‑Vámonos ‑dijo MinHo.



TaeMin no contestó, pero dejó que su amante lo rodeara con el brazo, y así caminaron hasta la estación de tren más cercana.



El tren llegó abarrotado. Taemin se colocó con la espalda pegada a unas puertas y MinHo frente a el, un brazo apoyado en la barandilla y el otro rodeando su cintura. Ninguno de los dos dijo nada, pero Taemin sintió la tensión crecer entre ellos. Para cuando el tren llegó a su destino, le costaba trabajo respirar.



El hotel estaba a unos pasos de la estación, y tuvieron que compartir el ascensor con otras parejas, y una breve mirada bastó para que el brillo de sus grandes ojos oscuros le enviara una oleada de calor por todo el cuerpo.



Choi lo deseaba, apasionadamente. Y de pronto la boca se le quedó seca y el corazón le latió desaforadamente en el silencio del ascensor.



Minho tomó su mano en cuanto salieron al pasillo y tiró de del menor hasta entrar en la habitación. No se detuvo hasta que llegaron al dormitorio, donde por fin lo soltó, cerró la puerta y se apoyó contra TaeMin; los ojos cerrados, el pecho subiendo y bajando alterado.



Entonces volvió a abrir los ojos y Taemin dio un paso hacia atrás al ver lo que ardía en ellos.



‑¡Minho! ‑gimió cuando lo vio acercarse, sin estar seguro de si encontraba aquel deseo compulsivo increíblemente excitante o absolutamente aterrador.



Fuera como fuese, él también estaba perdido en lo que parecía conducirlo incontrolablemente, y lentamente desabrochó los botones de su camisa azul.



La camisa se abrio, llevo sus manos al pequeño short y lo desabrocho desesperado, y sus ojos quemaron el camino que fueron recorriendo en su cuerpo, cubierto tan sólo por dos piezas de ropa, una en su pecho y la otra en sus caderas.

Subió la playera blanca sobre el pecho suave de TaeMin, inclinó la cabeza y cubrió con la boca los pezones palpitantes de anticipación. Taemin arqueó la espalda y él lo llevó a la cama.



Lo que ocurrió después dejó al castaño acostado sobre la cama, incapaz de moverse en el silencio que siguió.



Minho estaba acostado a su lado, la camisa abierta, un brazo cubriéndole la cara y el pecho subiendo y bajando con rapidez.



Ni siquiera habían llegado a quitarse la ropa. El menor seguía llevando la camisa azul, tenía la playera blanca enrrollada en su pecho y los boxers estaban... por alguna parte. Y tumbado allí, tal y como Choi lo había dejado, con los muslos abiertos y el semen regado entre ellos como recordatorio del orgasmo salvaje al que lo había conducido, TaeMin se dio cuenta de que acababa de ser amado por un hombre completamente fuera de control.



Un hombre al que ahora le estaba resultando muy difícil asimilar lo que había hecho.



‑Minho...



Tocó su hombro para intentar tranquilizarlo, pero él se incorporó como accionado por un muelle y como si su contacto le hubiese hecho daño.



‑Lo siento -dijo, e hizo una pausa‑. Sé que no hay excusa posible. Me he comportado como un... -se detuvo sin palabras‑. Lo siento ‑añadió, entró en el baño y cerró la puerta.



Sin tan siquiera voltearse para mirarlo.



No le había hecho daño el hecho de que se hubiera dejado arrastrar por el deseo, porque al menor le había ocurrido lo mismo. Y además lo había disfrutado tanto como él. Todo habría sido para el castaño una nueva variante de un sexo explosivo... de no haber reaccionado el alto con aquel ataque de culpabilidad.



Y un hombre culpable era un hombre que pretendía castigar. ¿Sería eso lo que pretendía él, mientras que TaeMin había, simplemente, perdido la cabeza?



¿Quería castigarla por algo? ¿Por qué?



Heenchul.



El nombre laceró su carne y se estremeció, cerrando las dos pares de la camisa.



Entonces oyó un ruido en el baño y rápidamente deshecho la camisa y la playera para ponerse la bata de satín, apretando los dientes para contener la rabia que crecía en su interior.



<Yo ya he echado a Siwon de este matrimonio> , pensó. «El debería hacer lo mismo con Heenchul.»



La puerta del baño se abrió y caminó hacia él echando fuego por los ojos.



‑¡No vuelvas a hacerme eso... jamás! ‑espetó, y entró en el baño, dando un portazo.



¡Había sido el quien había insistido en que Siwon y Heenchul no debían entrar nunca en su cama! ¡Había sido él quien lo había forzado a probar el maldito sexo!



Y siguió maldiciendo entre dientes mientras se quitaba lo que quedaba de su ropa, se protegía el pelo con un gorro de baño y entraba en la ducha:



Había sido él quien... pero no pudo terminar la frase porque un sollozo le cerró la garganta. Y después otro... y otro: Fue como si una ola desmesurada lo arrastrara, y de pronto se encontró haciendo lo que no había hecho ni siquiera tras la traición de Siwon. Se echó a llorar bajo el chorro caliente de la ducha.



Y una vez más, él apareció a su lado. Cerró el grifo de la ducha, tiró de su brazo y lo sacó de la cabina para rodearlo con sus brazos. El gorro cayó de su pelo y sintió que lo cubría con una bata de baño antes de volver a abrazarlo.



No dijo ni una palabra; se limitó a seguir abrazándolo mientras él menor se desahogaba.



Después se sintió vacío, agotado y sin vida. Y aun así, MinHo no dijo nada. Se limitó a meterle los brazos por las mangas de la bata, le ató el cinturón, lo tomó en brazos y lo llevó a la cama.



TaeMin se quedó dormido envuelto en la bata y rodeada por sus brazos, con el peculiar consuelo de que MinHo tampoco se quitó la bata, de modo que ambos durmieron acurrucados entre felpa blanca.



A la mañana siguiente, cuando se despertó, se encontró con que el mayor se había ido, y no sólo de la cama sino de la habitación; había dejado tan sólo una breve nota diciéndole dónde iba a estar, pero en la que no mencionaba nada de cómo se sentía tras lo ocurrido la noche anterior.



Porque para el menor la luz del día le había traído una sensación de absurdo absoluto. MinHo era un hombre de veinte seis años, acostumbrado a personas sofisticadas que sabían cómo responder a un hombre complejo como era él, y no estaba habituado a hombrecillos emocionales que se volvían histéricos por un episodio de sexo duro... del cual, por otro lado, había disfrutado tanto como MinHo.



Era el fantasma de Heenchul lo que no podía soportar, y la sensación de derrota lo hizo suspirar. Además, MinHo no debería haber escondido la cabeza bajo la tierra y desaparecer para no tener que enfrentarse a su estado de ánimo.



Entonces, y casi de inmediato, su estado de ánimo pasó a ser desafiante. ¡Si MinHo podía escapar, él también podía!



Reunión de negocios, decía la nota. Volveré a la una para ir a comer.



¡Pues iba a encontrarse con una habitación vacía! Aunque no tenía ni idea de a dónde iba a ir. Lo único que sabía era que tenía que alejarse de aquella maldita suite.



Diez minutos más tarde, vestido con una sencilla playera de algodón y unos pantalones blancos también de algodón con un cinturón color cereza, bajaba en el ascensor con sus cheques de viaje y unas gafas de sol.



Cambiar uno de los cheques de viaje por la moneda de corea no fue difícil en la oficina de cambio del hotel, y fue precisamente mientras estaba allí cuando entabló conversación con una pareja norteamericana de edad que esperaban su turno.



Iban a unirse a un grupo de norteamericanos que visitarían la isla en un viaje organizado, y por puro impulso les preguntó si quedaría sitio para el en el autobús.



Y a partir de aquel momento, sólo tuvo que dejarse llevar, porque Sadie y Josh, que así se llamaban mujer y marido, se ocuparon de todo lo demás.



Recorrieron toda la isla en el autobús, y los maravillosos enclaves que fueron visitando le hicieron lamentar en más de una ocasión no haber Ilevado consigo la cámara. Al otro lado de la isla, en un lugar llamado Stanley, descubrió la parte tropical de JeJu. Ni un sólo edificio a la vista y una exuberancia salvaje difícil de creer.



Stanley tenía su propio mercado, no tan fascinante como el que había conocido con Minho, pero encontró en él un pañuelo del mismo color cereza que su cinturón, y lo compró. Y dejándose Ilevar otra vez por un impulso le compró otro a su tía y otro a Key, además de un pequeño Buda de jade que creyó podía gustarle a su tío. Y otro impulso más le hizo comprar otro para Minho.



Entonces miró el reloj: la una y media. Minho ya sabría que se había escapado y sintió un pequeño escalofrío al intentar imaginar cómo se habría tomado el descubrimiento.



Comieron también en Stanley, y para cuando volvieron a subir al autobús eran ya más de las tres. Regresaron por el pico Victoria, desde donde vieron ponerse el sol.



-He estado en algunos lugares muy bonitos en mi vida ‑murmuró Sadie a su lado‑, pero nunca había contemplado una puesta de sol tan gloriosa como ésta.



Y de verdad estaba siendo hermosa... casi mágica. Y de pronto deseó que Minho estuviera a su lado disfrutándola junto a él. Tanto lo deseó que incluso empezó a lamentar haberse marchado.



Una vez de vuelta en el hotel, Taemin dio las gracias a sus nuevos amigos y se despidió de ellos, ya que se marchaban para Singapur a primera hora de la mañana y cansado, pero mucho más en paz consigo mismo de lo que lo había estado desde que Minho irrumpiera en su vida, tomo el ascensor. Solo empezó a sentir ansiedad cuando abrió la puerta de su suite.



Las luces estaban encendidas, las cortinas descorridas y Minho de pie mirando por la ventana y con las manos hundidas en los bolsillos del pantalón.



Se dio la vuelta en cuanto TaeMin entró.



‑¿Dónde demonios has estado? ‑espetó, furioso.



El menor se irguió a la defensiva.



‑Lo sabes perfectamente ‑contestó‑. Te dejé un mensaje en recepción.



‑¡A la mierda tu mensaje! ¿Tienes idea de lo humillante que ha sido no tener ni idea de dónde estaba mi esposo al llegar aquí con unas personas a las que quería presentarte? ¡Tu mensaje llegó cinco minutos más tarde que nosotros, y para ese momento, yo ya me estaba tirando de los pelos!



‑Mira Minho, lo siento ‑dijo, intentando calmar los animos‑. No es culpa mía que el mensaje te llegara tarde, y si te sirve de algo, me disculparé con tus amigos por no haber estado aquí.



‑¡No dudes que vas a tener que hacerlo! ‑espetó‑. ¡Exactamente dentro de... ‑consultó el reloj...de una hora hemos quedado con ellos para cenar!






NOTA: bueno gracias por sus comentarios anteriores aunque solo hayan sido dos jujujuju... y ahora la buena noticia es que apartir de hoy voy a actualizar todos los sabados... la razon? quiero terminar todos los fics pendientes para cuando me tenga que ir a trabajar... asi que cada sabado tendran actu de este fico asi que esten pendientes... dejen sus comentarios y opiniones ...

10 comentarios:

  1. t adoroooo ahora estare esperando con ansias el sabado para leer la actu de este lindo fic.-..sabes q lo adoro no? ..llevo esperandolo mucho y me emociona cada ves q actualizas....te estaré esperando.

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    1. gracias por el post.. gracias a eso se que aun ahi alguien esperando por mis actualizaciones!!

      de verdad gracias!!


      bsos!!

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  2. Prefiero ver que cumples tu palabra antes de poner en juego mis esperanzas de nuevo. Esta vez, aunque quiera, me será difícil perdonarte… Pero nada que un par de capítulos más no pueda solucionar antes de que digas que soy cruel y mala.

    No voy a negar cuan feliz me hace saber que aprecias el tiempo que le dedico a tu blog, leyendo y comentando por supuesto. Lo hago con mucho cariño y como modo de pago por todas las horas que pasas escribiendo para el disfrute de tus lectoras, ten por seguro que no me cansaré de dejarte estas pocas líneas en cada capítulo que sé que cuando las leas, valorarás. Sigue así y no decepciones de nuevo a esta pobre lectora que adora tus fanfics.


    Ahora sí, comentarios de este capítulo:

    "Minho llamaba a aquello desayuno, pero era más bien un festín. Hacer el amor le daba un hambre de lobo... sintió que las mejillas se le teñían de rojo, incapaz de creerse en qué clase de persona se había convertido."

    Tiene al mejor hombre a su lado, que se entregue a él sin remordimientos. Amo mucho más al TaeMin de ahora.


    "Apenas habían salido de aquellas habitaciones durante los últimos tres días con sus correspondientes noches. Aquel hombre era verdaderamente insaciable, y si alguien le hubiese dicho que un joven de veinticuatro años como él podía transformarse en un esclavo de los placeres de su propio cuerpo, se habría reído en sus caras."

    Desde el comienzo quise que se convirtieran en eso, en unos hormonados calienturientos adictos el uno por el otro y ahora nos los sirves así; varias noches de pasión desenfrenada en resumidas líneas, es un poco decepcionante pero de todas maneras me encantó. Espero nos recompenses en los siguientes capítulos.


    "Y ahora, mírate, se dijo. Aún puedes sentirlo dentro"

    Dios.. No pudo decirlo mejor.


    "Tú también. Estás como para comerte...lo que pasa es que creo que ambos hemos comido bastante ya de ese plato como para estar saciados, al menos durante un rato."

    Me va a matar si sigue siendo tan directo. No te preocupes, MinHo, mátame sin compasión alguna. (?)


    "En el lugar más concurrido del universo, sus ojos se encontraron y de pronto estuvieron los dos solos, perdidos en las sensaciones que despertaban el uno en el otro.

    -Vámonos dijo MinHo."

    Con esta he revivido 2 veces.


    "¿Quería castigarla por algo? ¿Por qué?

    Heenchul."

    ¡¿Por qué?! No por favor, no ahora, no se amarguen el momento cuando por fin están siendo felices…


    "¡No dudes que vas a tener que hacerlo! espetó . ¡Exactamente dentro de... consultó el reloj...de una hora hemos quedado con ellos para cenar!"

    ¿Es que nunca podrán ser completamente felices? Sí, lo sé, al final como toda historia, o mejor dicho, como casi todas.

    Esa mala costumbre tuya de dejarnos siempre con ganas de más… Siempre he dicho que este es uno de mis fanfics favoritos dentro de todos los que leo, y sigue siendo así a pesar de todo.
    Como no sé si de verdad vas a cumplir, nos vemos en el próximo capítulo.

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  3. Respuestas
    1. disculpa pot no publicar ayer fue imposible para mi toda la mañana me la pase en el hospital y por la tarde tuve un evento familiar pero hoy en la tarde puplico junto con promesa de amor y una vez mas fisculpa

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    2. ¿En el hospital? ¿Te encuentras bien?

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    3. sip estoy en reabilitacion por mi espalda pero ya estoy mejor gracias... mas en la tarde publico los fics okiss... bsos!!

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  4. Vale, tómate tu tiempo, no mucho, ¿eh? Jaja, es broma, te deseo pronta recuperación.

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  5. Yo también te deseo pronta recuperación , va a tener mas de 10 cap cierto , es que me tiene muy enganchada , chau.. bsos

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  6. Aquí comencé a leer la historia y aquí estoy empeñada en terminarla a pesar de haberla conseguido en otro sitio con la misma pareja, pero de seguir así, creo que no podré contenerme por más tiempo... Te lo dije antes y ahora te lo repito, eres mala, hina.

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