sábado, 9 de marzo de 2013

M.C. Capitulo 6: Rendición







Taemin estaba a punto, de sucumbir por completo a la nube negra cuando, llegaron al hotel y Minho tuvo que sujetarlo entre su cuerpo y el rincón del ascensor mientras subían a la habitación.






El sonido de su risa fue casi la gota que colmó el vaso.






‑No tiene gracia ‑protestó‑. Me has hecho pasar hoy un verdadero infierno, y creo que ha sido deliberadamente, se quejo el menor.






‑Es posible.


‑Tengo la sensación de no haber dormido desde hace días.


‑Taemin, son sólo las diez de la noche.


‑¿Cómo?


Hizo un esfuerzo por abrir los ojos de par en par.






El arqueó las cejas y sus ojos no dejaron de sonreír. Era algo sorprendente, porque nunca había visto tan risueño a Minho, y era algo casi contagioso, así que el castaño se encontró sonriendo a pesar de sí mismo.






‑La gente cena tarde aquí ‑le explicó‑. Les gusta que la cena se convierta en una velada larga, pero en este caso hemos cenado muy pronto. De lo contrario, todavía estarías por el segundo plato.






Taemin se estremeció.






‑¿Es que tú no estás cansado? ‑le preguntó el castaño consternado.


‑Estoy acostumbrado ‑contestó como si nada Minho.






El ascensor se detuvo y Taemin hizo un esfuerzo por mantenerse erguido, con la ayuda de Minho, que le pasó un brazo por la cintura.






Entrar en la habitación fue una auténtica bendición. No más diversión. Podía meterse en la cama y morirse sin más.






Ni siquiera le importó tener que compartir la cama. Tal y como se sentía, Minho podía hacer lo que le diera la gana con él... siempre que no lo despertara.






Alguien había abierto la cama y colocado un pijama de seda color marfil en un lado y un pijama también de seda en negro en el otro, ignorando deliberadamente el pijama negro, recogió su pijama y entró al baño. Cinco minutos más tarde, el pelo suelto y la cara limpia, se metió en la cama, se tapó con las sábanas y cayó como una piedra en un estanque oscuro.






Se despertó sólo una vez durante toda la noche, y lo hizo frunciendo el ceño, consciente de una presencia extraña junto a la suya, y al abrir los ojos, se encontró con otro rostro, tumbado apenas a unos centímetros del suyo.






Minho.






Minho durmiendo junto a él, sus densas pestañas formando una línea sobre sus pómulos prominentes, la boca relajada, los labios ligeramente entreabiertos, respirando rítmicamente.






Compartir cama con alguien era una experiencia nueva para Taemin. Compartirla con un extraño era algo... sorprendente al menos, que fuera capaz de estar allí y de sentirse seguro.






En aquella oscuridad inmóvil lo único que pudo divisar Taemin fue la silueta de un hombro desnudo, los músculos de su pecho y el dorado de su piel...






¡No llevaba pijama! ¡Se había atrevido a meterse en la cama desnudo! Al menos, de cintura para arriba. Pero no, Minho no podía haber sido tan desconsiderado como para haberse acostado desnudo también de cintura para abajo... aunque de una cosa estaba seguro Taemin: no iba a correr el riesgo de comprobarlo.






Pero como por voluntad propia, su mirada resbaló hasta la parte del cuerpo de Minho que seguía quedando oculta por las sábanas y, humedeciéndose los labios como un gato ante un pastel, se encontró preguntándose cómo sería esa mitad escondida.






Jamás se había encontrado en aquella misma situación con Siwon. Nunca había intentado imaginar cómo sería desnudo. Jamás había experimentado aquel deseo casi incontrolable de tocar su piel desnuda, de saborear su textura y su calor, que era lo que no podía quitarse de la cabeza en aquel instante, al ver a Minho en ese estado.






Pero tampoco nunca había compartido cama con Siwon. El nunca había permitido que sus contactos románticos llegaran tan lejos; siempre se había encargado de enfriarlos con una sonrisa... siempre hablando de cosas como amor y respeto, siempre argumentando que Taemin era demasiado especial como para apresurarse.






Pero, examinándolo desde la perspectiva de lo ocurrido, quizás fuera sólo indiferencia. Quizás no hubiera sentido la pasión suficiente que lo empujara a tocar al castaño íntimamente.






Incluso puede que Taemin tampoco lo hubiera sentido. Una sombra oscureció su corazón... la sombra que lo perseguiría para siempre como consecuencia del rechazo de Siwon.






‑¿Taemin.?






Como cada vez que el recuerdo de Siwon atormentaba su cabeza, la voz de Minho, profunda y aterciopelada, penetró los nubarrones que empezaban a formarse sobre su corazón y alcanzó al menor dejándolo expuesto y vulnerable, Taemin se encontraba con las mejillas surcadas por las lágrimas.






‑Olvídalo –dijo con voz ronca, Minho‑. No merece ni un dolor de cabeza.






‑No me deseó nunca –susurró Taemin, desnudándose ante aquel hombre, precisamente ante él, lo que debería ser su más oscuro secreto.






El suspiro de Minho fue profundo y sus ojos grises se oscurecieron con sombras propias. Entonces rodó sobre su cintura con un brazo y lo acercó a él, a su cuerpo cálido y firme, al que Taemin tanto había deseado acercarse. Su boca busco la del castaño y Taemin no se apartó, no dio un respingo de rechazo; no hizo nada más que dejarse envolver por el consuelo que Minho le ofrecía.






Y siguieron así, mientras que el placer iba sobreponiéndose a la tristeza. Taemin levantó una mano para rozar la piel de su brazo primero y de su hombro después, despacio, probando, explorando, y sólo se detuvo al llegar a su cuello.






Minho alzó la cabeza, pero sólo lo necesario para mirarlo a los ojos.






‑Te deseo, Taemin ‑murmuró‑. Te deseo tanto que estoy dispuesto a aceptar lo que tú quieras darme ‑se movió ligeramente de modo que el menor quedara acostado boca arriba y Minho inclinado sobre el‑. Y a cambio prometo borrarte a Siwon de la cabeza. Sólo necesito saber si tú quieres que, lo haga.






¿Quería que lo hiciera? Taemin contempló aquellos ojos, que se habían tornado casi tan oscuros como la noche, y sintió la imperiosa necesidad de hundirse en ellos. Estaba diciéndole la verdad: lo deseaba. Lo sentía en el latir de su corazón junto a su pecho; lo veía arder en la oscuridad de sus ojos.






Minho lo deseaba, y sus propios sentidos habían reaccionado lanzando una especie de fuego líquido por sus venas.






‑Sí ‑se oyó decir a sí mismo con suavidad. Quería volver a sentir sus labios, el estremecimiento la pasión.‑. Sí, quiero que lo hagas, dijo decidido Taemin.






No le dio tiempo para pensar. Volvió a apoderarse de sus labios, y Taemin no se resistió, sino que siguió deslizando las palmas de las manos por sus músculos y suspiró en señal de rendición.






Minho lo deseaba, y para el castaño no había afrodisíaco más potente que saber que era deseable para alguien. Y no para cualquiera, sino para Minho. El hombre con quien se había casado. El único hombre al que iba a entregarse.






<Dios, haz que todo salga bien, rogó en silencio Taemin. <Que todo salga bien para él».






Minho fue acariciando la piel firme de su estómago, sus muslos de seda, hasta alcanzar la orilla de camisa del pijama del menor, se la saco deslizando suave mente la tela, por el torso del castaño, después tomo los pantalones y los bajo llevándose consigo los bóxer del menor. Lo desnudó en un segundo, y por un momento lo retuvo así, desnudo y expuesto a la abrasión de su mirada.






Aquel fue el único instante en el que Taemin hubiera podido cambiar de opinión, pero cuando Minho comenzó a acariciarlo, y cuando su pezón desapareció entre los labios del mayor, el castaño quedó perdido en el torbellino que se desató en su interior.






Minho lo recorrió como nadie lo había hecho antes, con los labios, la lengua, los dedos expertos, satisfaciendo la necesidad que iba creciendo en su interior, hasta que le resultó imposible seguir inmóvil sin... algo, algo que no sabía bien qué era, y un gemido se escapó de su garganta acompañado por el gesto implorante de sus manos.






Minho volvió a besarlo en la boca con una sed que lo dejó sin respiración.






‑Minho ‑susurró con desesperación.






‑Sí ‑contestó él a una pregunta que no necesitaba formular‑. Lo sé, Taemin. Lo sé...






<<No, no lo sabes», pensó el castaño, mientras Minho lo besaba y lo acariciaba con más intención, más seguro de comprender lo que podía llevar al castaño al límite de la pasión incontrolable. Entonces, y cuando Taemin gimió moviéndose inquieto junto a él, Minho se colocó sobre él y entre sus muslos.






Taemin deslizó las palmas sobre su pecho, acariciando cada musculo de su bien trabajado torso, deleitándose con el perfecto abdomen con el que contaba Minho, Taemin se sentía excitado sabiendo que todo aquello era para él y al mismo tiempo experimentando un instante de miedo al sentir la evidencia del deseo de su esposo por primera vez.



.....


pido una disculpa por no actualizar el fin de semana pasado pero tenia mucha tarea, lo siento...

el próximo capitulo estará  super bien hot jejeje

adelanto del próximo cap: ‑Por favor, Minho ‑gimió, y él lo besó con tanta ternura que los ojos se le llenaron de lágrimas.








7 comentarios:

  1. Disculpa aceptada.

    Con cada capítulo, me doy cuenta del gran amor que siente MinHo por TaeMin. Y está dispuesto a todo para conquistarlo. Ojalá logre borrar hasta el más mínimo recuerdo de Siwon…

    Hasta la próxima semana.

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  2. lo sabiaaaa...minho siempre ha querido a tae y seguro siwon se dio cuenta de eso y por eso se le adelantooo...pero al final minho esta casado con minnie y estan a punto de consumir su matrimonio :) asdadasdasdsad...espero el proximo capo y ojala q haya lemon!! pero super hot...

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  3. Me haz hecho la noche <3 OMG!!! Ya quiero ver que sigue... :D

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  4. me encanta el capitulo... al parecer minho siempre ha querido a tae :) no puedo esperar hasta el proximo :D

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  5. Creo que esta vez sí abandonaste el fic..

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    1. no voy a abandonar ninguno de los fics que tengo solo que tengo mucho trabajo pero mañana ya publico el nuevo cap okis
      pido comprencion
      bsos!!

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    2. Entiendo, pero, ¿ese mañana es cuando para ti?

      Me conformo con saber que algún día publicaras.

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